En 2011 se originó un buen ejemplo de lo que puede ocurrir cuando la información que se publica no ha sido verificada. Un estudio, supuestamente serio, afirmaba que el coeficiente intelectual de los usuarios de Internet Explorer era más bajo que el de quienes utilizaban los otros browsers.
Con titulares como “¿Son los usuarios de Internet Explorer tontos?”, “Los usuarios de Internet Explorer ‘tienen un CI por debajo de la media'” o “¿Qué tan estúpidos son los usuarios de IE?”; CNN, The Telegraph y CNET, entre otros medios, publicaron los resultados del estudio que al final resultó ser un engaño.
La investigación, difundida por la firma canadiense AptiQuant, había puesto en jaque la rigurosidad de grandes medios de comunicación y demostrado lo importante que es verificar antes de informar. Pero, ¿qué cuidados debemos tener para evitar estas situaciones? El sitio PolitiFact.com, dependiente del periódico acreedor de 10 Pulitzer, Tampa Bay Times; redactó una lista con siete pasos para chequear información:
1. Pregúntale a la persona que presenta la evidencia: esto es básico, pero usualmente es la mejor forma de empezar. Cuando la gente hace declaraciones, aun si es de improviso, probablemente sean capaces de comentar desde dónde consiguieron la información. A partir de ese dato puedes buscar otras pruebas que contradigan o confirmen.
2. Busca lo que otros verificadores han encontrado: a todos nos gusta ser originales, pero no es extraño que descubramos que alguien más ha investigado y escrito lo que teníamos proyectado. Sin embargo, es bueno considerar ese material y verificar que los datos entregados correspondan a la realidad. También puedes seguir otras ideas y ángulos sobre el tema, tal vez ahí obtengas la primicia. Y por cierto, cada vez que se requiera, no olvides adjudicar la información a su respectiva fuente.
3. Después de la primera búsqueda en Google, vuelve a buscar: no te conformes con un par de consultas. Busca lo que requieres utilizando diferentes combinaciones. Por ejemplo, si vas a escribir sobre el cambio climático, puedes buscar "cambio climático", "calentamiento global", " emisiones de carbono”, etc.
Aprende a usar Google, conoce su opción de búsqueda avanzada y la cantidad de alternativas que ello te puede brindar. Sólo necesitas un poco de tiempo y motivación.
4. Busca en la web profunda: ésta incluye áreas de Internet que no son accesibles en la búsqueda superficial. Generalmente se refiere a los sitios de suscripción y a las bases de datos, que requieren de técnicas y herramientas para ser rescatadas. Wayback Machine es una alternativa gratuita que permite capturar datos que pudieron haber sido eliminados de la web, pero quedaron en la versión “caché” o como capturas de pantalla.
Recuerda que a Internet llegan set de datos continuamente, así es que es muy posible que lo que no encontraste hoy, puedas hallarlo mañana. Y tampoco elimines la alternativa de acudir a una biblioteca pública, tal vez allí encuentres la base de datos que necesitas.
5. Busca a expertos con diferentes puntos de vista: ellos pueden aportar con los datos que no encontraste en tu investigación y ayudarte a evitar equivocaciones cuando informes sobre aquellos temas que escapan de tu especialidad.
No descartes el preguntar a tu entrevistado por los expertos a quienes él recomendaría consultar. Por ejemplo, el nombre de la persona a quién considera una autoridad sobre el tema, o a los que tienen una opinión distinta a él. Recuerda investigar todos los flancos de un hecho o información.
6. Echa un vistazo a algunos libros: posiblemente no tengas tiempo para leer un libro completo en un plazo breve, pero si buscas en alguna librería o biblioteca virtual, tal vez encuentres autores para entrevistas. Otro recurso son opciones como “Look inside”, de Amazon, que permite ingresar a algunas páginas de libros, desde donde puedes rescatar citas o explicaciones de términos técnicos.
También está el sitio WorldCat, que entrega libros y artículos de diversas áreas e incluso permite hacer una búsqueda avanzada y encontrar la dirección de distintas bibliotecas.
7. ¿Algo más?: es necesario hacerse nuevas preguntas, como por ejemplo, ¿qué otra cosa no he visto?, ¿con quién más puedo hablar?, ¿qué otro ángulo debería considerar? Es bueno analizar y darle más de una vuelta a lo que hemos hecho, así es mucho más posible garantizar el éxito de nuestra verificación de datos.
Por último, no descartes conocer la Ley de Transparencia, es una enorme herramienta para adquirir información que te permitirá entender procesos, contrastar o descubrir datos, y ampliar el contenido de tu investigación.
Imagen CC The Next Web.