Una de las cosas que recordamos con nostalgia, son nuestras interminables colecciones de láminas, tazos, bolitas y tantas otras cosas que nos gustaban cuando éramos chicos. En lo que se refiere a niñas, solíamos juntar esquelas, stickers y una serie de chucherías, pero uno de los artículos coleccionables más popular era la agenda Pascualina. Todas querían tener una de esas y corríamos a las librerías a ver el modelo que venía para ese año e hinchábamos a nuestros papás u abuelos, hasta que terminaban comprándola. Lo más divertido era seguir las aventuras de su protagonista y ver que crecía con los años (igual que sus seguidoras). Además, las páginas con dibujitos y las "pegatinas" le daban un toque único, para personalizar cada uno de tus escritos.
La Pascualina era tu amiga silenciosa y paño de lágrimas, pues le contabas tus secretos más privados como la vergüenza que pasaste en el cole, la mala nota en matemáticas que escondiste de tus viejos, o cuál era el galán al que amabas en secreto. Cuando el año se terminaba, le pedías a tus compañeros (incluso a los que no te caían muy bien) que te escribieran una súper dedicatoria y también era la época perfecta para intercambiar stickers con tus otras compañeras que tenían agenda. Gracias a esta especie de diario de vida, muchas desarrollamos la capacidad imaginativa, mejoramos la redacción y descubrimos nuestro amor por las letras.
Para los niños siempre fue motivo de risas (y también de intriga) el ver a muchas de sus compañeras cargando una Pascualina de un lado para otro y sin entender mucho el motivo, pero era como las bolitas o el juego de "ganar láminas" que significaban más que simples jugarretas, implicaban un reto, un desafío y por su puesto, complicidad. Para nosotras, nuestra agenda era ese lugar en donde podíamos ser realmente nosotras y no sentirnos diferentes, raras o fuera de lugar.
Las agendas girly, en general, tenían muy buena aceptación. Era recurrente ver a "Frutillita" (Strawberry Shortcake), alguna princesa de Disney, Barbie, Hello Kitty o Sarah Kay, protagonizando la portada. Otras que también eran populares era la Click (que se especializaba en poner cancioneros y artistas de moda), Julieta (que también era una niña que contaba sus peripecias a través de cada página), Engendros (que según tú forma de ser te recomendaba un personajes, o más de uno si eras demasiado especial) y las esotéricas, que se concentraban en los signos y todo lo relacionado con ellos.
Debo confesar que cuando paso por las librerías, me encanta revisar las nuevas agendas que salen a la venta. Aunque en la actualidad Violetta, Elisa de Frozen o Monster High son más populares entre las niñas, sigue existiendo un espacio en la vitrina para nuestra amiga fiel, la Pascualina. Me pregunto, ¿será muy descabellado si me compro una Pascualina?
Imagen CC Princesa de la boca de fresa