Continúa aumentando la brecha de salarios entre hombres y mujeres
Al parecer, es nuestra propia naturaleza quien nos castiga. Sí, tal cual. La posibilidad de ser madres nos lleva, en nuestro país, a ganar menos sueldo, pagar más caro en las Isapres y tener jubilaciones más bajas. O sea, a mismas capacidades y cantidad de trabajo, vivimos con menos recursos que los hombres. Cuando se les pregunta a los empleadores el por qué, dicen que se debe a que las mujeres "podemos quedar embarazadas" y que "después faltan por el pre y post natal y tienen fuero por los primeros años. Además, faltan cuando se les enferman los niños". El panorama es peor cuando vemos que con el tiempo, esta diferencia en vez de hacerse más estrecha, va en franco aumento. Veamos si esta condición irrenunciable de tener la "posibilidad de ser madres", nos convierte en un peligro para los empleadores realmente.
POSIBLES EMBARAZOS
La diferencia de sueldos entre ambos sexos, según la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos (NESI), que busca determinar en qué se emplean las personas y el salario que reciben por ello, es de 33,2% en desmedro de las mujeres. O sea, frente a las mismas condiciones de capacidades y trabajo, las mujeres ganamos un 33,2% menos que los hombres. Las cifras indican que el sueldo promedio que recibe un hombre es de $ 621.000 y en el caso de las mujeres baja a $430.000. En la Región de Antofagasta, esta diferencia aumenta incluso a un 50% menos de sueldo para las mujeres.
JUBILACIONES MÁS BAJAS
El problema no termina ahí, ya que no sólo ganamos menos y pagamos más por nuestros planes de Salud, sino que también a consecuencia de lo mismo, y de que jubilamos antes, nuestras pensiones son más bajas. Peor aún, como las caulculan de acuerdo a la Esperanza de Vida de las personas y solemos vivir más, el monto disminuye dramáticamente. En resumen, esta maravillosa posibilidad que nos da la naturaleza de convertirnos en madres, es visto como un error o debilidad que debe ser castigado con un salario más bajo y cobros más altos para toda nuestra vida. No obstante, para estudiar en el colegio, instituto, universidad, etc, se nos cobra y exige lo mismo que a los hombres. En ese caso no existe la diferencia de géneros. Tenemos que demostrar que somos iguales, hasta que nuestra "edad fértil" irrenunciable, durante la cual, cabe la posibilidad que ni siquiera tengamos hijos, nos baje a una segunda categoría. El cambio en estos temas no sólo es necesario, sino urgente. Los tiempos han cambiado, y muchas mujeres vivimos solas o mantenemos solas a nuestros hijos y tenemos que poder optar a una vida digna, obtenida con el mismo esfuerzo que los hombres. Es precisamente para esos hombres (que también fueron hijos) y para nosotras mismas, que necesitamos un buen pasar, además de la dignidad que cada uno tiene sólo por el hecho de ser persona, sin importar su género, raza, religión, etc. En un país que habla de erradicar la discriminación y que tiene por segunda vez a una mujer como Presidenta, resulta increíble ver que vamos en retroceso en estos temas tan básicos. Esperamos que se revierta esta situación y que comencemos a valorar de verdad a las personas por quienes son y no por lo que los diferencia de sus compañeros.
Imagen CC Partido OBRERO