1. Las neuronas también piden una siesta
Según un estudio publicado en la revista Neuron, las neuronas que nos mantienen despierto quedan “desconectadas” después de las comidas, por eso sentimos una tremenda somnolencia después de almuerzo.
2. Reduce la tendencia a la obesidad
Un estudio de la Universidad de Navarra, España, descubrió que dormir menos de 5 horas aumenta el riesgo de obesidad, pero si se suma un tiempo de siesta esto podría convertirse en una herramienta para reducir el riesgo de obesidad.
3. La siesta recompone el sistema inmune
Según un estudio publicado en Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, una siesta de 30 minutos puede revertir el impacto hormonal de un mal dormir durante la noche, que puede tener serios efectos sobre las defensas del organismo.
4. Ayuda al corazón
Con todo el ajetreo de la vida actual, nuestro corazón y sistema cardiovascular sufre enormes consecuencias. Según una prueba de esfuerzo realizada durante una investigación publicada en la revista International Journal of Behavioral Medicine, dormir hasta 45 minutos de siesta ayuda a la recuperación cardiovascular y disminuye la presión arterial en momentos de gran agitación.
5. La siesta nos pone más alegres y positivos
Una investigación publicado en Cerebral Cortex concluyó que una siesta larga (de 45 a 90 minutos) da tiempo para entrar en la fase REM del sueño, y con esto conseguimos mejorar el ánimo y nos hace disminuir nuestros prejuicios negativos sobre los demás.
Así que ya lo saben, tómense un tiempo para descansar después del almuerzo, su organismo se los va a agradecer.