Vivir la experiencia del postgrado sin duda marca un antes y un después en tu vida, ya sea por el conocimiento adquirido, por la impronta que le da a tu currículum o por las enormes posibilidades laborales que se te abren en término de lucas, y de redes de contactos importantes en tu futuro profesional.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. Si pensaste en que el Magíster o el Doctorado como algo similar a tu vida universitaria, estás completamente equivocado. Lo más probable es que durante tus estudios de postgrado sentirás que lo malo y lo feo supera a las cosas positivas, pero sin duda va a valer la pena experimentarlo para recibir todo lo bueno que viene junto a una formación continua.
En Universitarios.cl, le hemos dado una vuelta al profundo cambio de quien se decide ir por esta opción, es por eso que aquí van un par de verdades:
Lo Bueno: Conocer
No hay nada más reconfortante que conocer. Ya sea viajando o sumergido en cientos de ideas que descubres al investigar, te vuelves más grande, más sabio pero no más viejo, porque por un par de años podrás hacerle frente al estrés laboral con esta válvula de escape como es el conocimiento. Dicho de otra forma darte cuenta que aprendes te hace sentir bien.
Y si de conocimiento se trata, este es quizás el tema por el que vale todo el esfuerzo realizado, ya que contarás con herramientas que no sólo te permitirán entender mejor, sino que además te ayudarán a crear conocimiento nuevo, original.
Lo Malo
Si hay algo malo de estudiar un postgrado es volver a la categoría de estudiante: tener un ritmo de estudio muy acotado, que tus temas de conversación giren en torno a tus áreas de trabajo y cómo estas pueden ser complementarias a las de algún profesor investigador con quieres hacer la tesis. Cosas que al resto no le interesa escuchar y que tú no vas a poder resolver con el consejo de ellos. Así que durante tu postgrado vivirás en una especie de limbo: tendrás cosas interesantes de qué conversar y que nadie querrá oír.
Sin embargo, dentro de la categoría de estudiante eterno están los ingresos, sobre todo si ya te acostumbraste a ganar buenas lucas con tu profesión y decidiste hacer un giro y optar a una beca, que en general son bien generosas, pero, de todas formas, lo más probable es que tendrás que volver a pensar dos veces si te quieres comprar algo o salir con tu amigos, porque –lamentablemente- siempre habrá algún libro en el que debas invertir esas plata que antes estaban destinadas a la diversión.
Si eres de los que quiere trabajar en el día y estudiar un postgrado en la noche, te cuento que la frustración es algo con lo que vas a tener que lidiar y estará directamente relacionado con los costos de los Magíster y Doctorados en Chile. Si pensaste que tu carrera de grado era cara, espérate a conocer los aranceles de algunos postgrados en Chile. Si te decides, porque estudiar siempre es bueno, verás cómo tu vida de profesional joven cae rápidamente a un nivel de ingresos de estudiante en práctica. Un dato: la mayoría de los postgrados en Chile y las instituciones que los imparten son conscientes de los elevados costos de sus programas y han creado una serie de becas y ayudas para los estudiantes, así que si ya te decidiste por uno averigua este tipo de beneficios.
Lo Feo: Sin vida, ahora si
Si alguna vez te quejaste de lo mucho que debías estudiar en el pregrado, te cuento que en un postgrado la situación es peor y los académicos, todos ellos con dilatada experiencia en el mundo de la investigación y la generación de conocimiento, no dudarán en darte un cerro –y no estoy exagerando- de textos y libros para leer. Es más, el profesor citará libros y hablará de artículos (siempre publicados en otro idioma) como si tú ya los hubieses leído y estudiado. Es más te preguntará por autores que nunca has escuchado y él, lo más probable, te mirará con desdén.
Además, los académicos también te harán saber que “ya no estás en la universidad” y que ahora debes ser capaz de investigar y de abordar de otra manera la forma de entender los estudios. Y te dirán que lo que aprendiste sirve poco y nada. A esto agrégale un sinnúmero de ensayos que deberás presentar, no sin antes tener un buen número de textos (leídos) y autores (estudiados) que sustenten tus ideas.
Por último y para mí lo más feo de estudiar un postgrado, es tener que explicar por qué decidiste otra vez estudiar. Eso te pone en una categoría de eterno universitario que, de seguro, hará arrugar la nariz a alguna tía que te interrogará sobre la real conveniencia de seguir formándote en vez de estar ganando plata o ejerciendo tu profesión. Aquí, lo único que queda hacer con este tipo de preguntas es mantener la calma y dejar que los perros ladren porque ni intentes explicar lo que estudias, ni las razones de por qué sigues yendo a clases, te aseguró que eso sólo creará confusión y terminarás casi creyendo que estudias para no tener que trabajar (tanto).
Todo esto que te conté se traduce en que tu vida dejó de existir como la conoces. Los fines de semana estarás leyendo y cabeceándote sobre qué autor deberías ocupar para tal clase y los feriados (esos que pasabas en la playa o con tu familia) serán un lindo momento para tratar de achicar la montaña de textos y fotocopias que aún no has leído.
Imagen CC Sayurta