Debo confesar que si de cometer errores se trata, podría sacar el primer lugar. No es por algo voluntario, salen solos. Una palabra, una acción, algo que dejé de hacer… Cualquier cosa me ha llevado a estos incómodos momentos donde me gustaría ser una avestruz para esconder la cabeza en el suelo.
Para que te relajes este fin de semana, te dejamos los 5 condoros más grandes que he cometido y de los que cuando recuerdo aún siguen causándome vergüenza, aquí vamos:
FAIL 1#
Recuerdo un día haberme encontrado en la calle con una amiga que no veía hace muchos años. Siempre tuvimos una buena relación y me dio mucha alegría verla después de tanto. La abracé, le pregunté cómo iba la vida, qué estaba haciendo, etc. La miré bien, para notar sus cambios evidentes y de inmediato la felicité por su bebé que venía encamino. Nada tardó ella en decirme que no estaba embarazada, solo que en verano había subido unos kilos.
FAIL 2#
Cuando niño, mi mamá me llevó a lo que sería el inicio de mis traumas: Un funeral. Desde ese día le tengo miedo a los velorios y funerales. Me aconsejó antes de entrar, que cuando fuéramos donde los familiares del difunto, dijera “Sentido pésame”. Yo entré muy seguro de mi mismo, primero, pasó mi madre muy solemnemente, y luego yo… Pero en vez de decir “sentido pésame” dije “FELICIDADES”.
FAIL 3#
Recuerdo un día haberme subido a la micro un poco “happy”. En buenas palabras, estaba ebrio. Me senté y a mi lado, iba una señora algo “grande”, por no decir gorda. Me senté y comenzó a darme sueño. Sin darme cuenta, me quedé dormido. Cuando desperté, no sabía dónde chu…! Estaba, solo me di cuenta que en mis dulces sueños había abrazado a la señora. Se me cayó la cara y la muy fresca, ni se quejó.
FAIL 4#
En uno de mis recurrentes paseos al mall, subí a los patios de comida por las escaleras eléctricas. Cuando derrepente levanté la vista, en el tope de la escalera había una rubia hermosa de espaldas, despanpanante. Un pelo largo y sedoso, que le llegaba hasta la mitad de la espalda. Un pantalón de cuero con aires de rudeza que marcaba muy bien la generosidad de sus padres y una chaqueta ajustada, realmente estaba en un oasis presenciando un espejismo. Cuando llegué arriba, quise mirarla a los ojos, porque realmente estaba cautivado. Cuando por fin se volteó, me di cuenta de que era un metalero. Sin comentarios.
FAIL 5#
Un día, iba caminando por las calles del gran Concepción. Estaba de vacaciones y me sentí en un sueño. Días soleados, buena vida, platita en el bolsillo, qué más podría pedirle yo a la vida. Ya eran tipo las 6 de la tarde y decidimos, con una prima, regresar a casa. Ibamos subiendo por una cuesta que llevaba directo a la casa de mis tíos, cuando a lo lejos vi que se acercaban en nuestra dirección un grupo de señoritas de presencia agradable, con unas minis ajustadas, pelos largos, bien maquilladas. Cuando se iban acercando, comenzaron a reírse entre ellas y a cuchichear. Comencé a ponerme inquieto y algo avergonzado. Para mi sorpresa, comenzaron a piropearme. Me llamó mucho la atención, pensé luego “Quizás las cosas por acá son distintas, las chiquillas son más cariñosas”. Me sentía todo un adonis, pero no quería mirarlas, para darme aires de grandeza. La había hecho, tenía la mano dada. Entonces, miré a mi prima, quien me dijo: Estos son los travestis que te conté que vivían un poco más arriba de la casa. Quedé de colores y en shock.
Y tú ¿Cuál ha sido el condoro más grande de tu vida?