Afrontar un despido requiere de entereza emocional y de la comprensión que el camino que recorremos tiene principios y finales. Tanto en lo personal con en lo laboral. Expertos en coaching emocional indican que ser despedido genera un shock emocional que suele afectar a las personas como cualquier otro duelo. Al igual que ocurre con otras pérdidas, las personas manifiestan sentimientos de ira, tristeza y miedo.
Perder el empleo es un golpe que impacta no sólo en el ámbito laboral, las repercusiones que van desde la pérdida de autoestima hasta la depresión, se instalan en el terreno personal y pueden ser un obstáculo para hallar un nuevo trabajo. Ser despedido puede ser episodio traumático que genera un alto nivel de estrés y que se asocia con recuerdos dolorosos, de ahí la necesidad de darle un tratamiento adecuado para evitar que se vuelva un lastre.
Es importante tener en cuenta algunos tips que podrán ayudarnos a pasar este mal momento, y así evitar enfermarnos, deprimirnos o sufrir de un estrés innecesario:
1. Aceptar las emociones. Ser despedido es doloroso, es un momento donde se pueden sentir muchas emociones que estaban sepultadas en nuestro inconsciente. Lo primero que debemos hacer es aceptar el dolor, la rabia o tristeza que se siente; no hay nada peor que intentar tapar esos sentimientos.
2. Ser despedido no es una descalificación. Generalmente este hecho se asocia con la manifestación de que uno no es lo suficientemente bueno o capaz para conservar un trabajo, en lugar de tomarlo como una oportunidad para obtener un empleo mejor. Es importante capitalizar esta experiencia, repasar lo aprendido en el ex trabajo y ver cuáles de esas fortalezas y/o habilidades que servirán para el próximo.
3. Expresar los sentimientos y compartirlos. Identificado el sentimiento que nos ha provocado el despido: rabia, enojo, frustración, etc., es importante intentar compartirlo con la gente que nos rodea y aprecia. Conversar con otros sirve de apoyo, retroalimentación, y es posible que nos ayude a conseguir un nuevo empleo.
4. Ahora, a trabajar. Habiendo reflexionado y capitalizado este "mal trago", debemos concentrarnos en buscar un nuevo empleo que permita desarrollar la creatividad y todo nuestro potencial.
Afortunadamente, la mayoría de las veces esta pérdida no resulta tan perturbadora y las personas pueden afrontarla y superarla por sí mismas. Por tanto, para no deprimirse por la cesantía es muy importante comprender la relevancia de mantener la mente ocupada en la tarea de encontrar trabajo, que es en sí un trabajo que demanda mucha energía y tiempo. Esto tiene relación con planificar las actividades de la semana, de cada día, en términos de qué acciones concretas se van a realizar en pro de obtener un nuevo empleo.
Recordemos prestar atención a las propias emociones experimentadas, luego aceptar la pérdida, reflexionar sobre las propias capacidades y el estado actual de desarrollo de las competencias laborales, y principalmente, mantener la capacidad para abrigar esperanzas de un futuro mejor.
¿Has sido despedido alguna vez? ¿Fue sencillo afrontar ese momento?
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Me despidieron, ¿Y ahora?
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