Ésta es una discusión que se viene manteniendo hace bastante tiempo en nuestro país, más aún, con las promesas de Michelle Bachelet, en su gobierno, de trabajar y encaminar un proyecto que modifique el modo de manifestar nuestras preferencias electorales. En las últimas semanas hemos tenido nuevas señales de concretización con respecto a esta disyuntiva: el apoyo unánime de los integrantes de la Comisión de Constitución del Senado del documento que moderniza el sistema de votaciones.
Y las opiniones, por supuesto, ya se han hecho sentir. Patricio Walker, senador e integrante de dicha comisión, argumentó su apoyo a este proyecto porque, según él, “hoy los jóvenes no participan y las cifras son lapidarias. Si el año 88 los menores de 30 representaban el 36% del universo electoral, el 2002 sólo un 9,2% tiene menos de esta edad. Por eso, creo que es importante haber aprobado este cuerpo legal para incentivar que los jóvenes participen y le den un nuevo dinamismo a la política chilena”.
Si nos vamos directamente a lo que opina la ciudadanía con respecto a este tema, nos daremos cuenta de que, según la última encuesta Ipsos, un 77,6% manifestó estar de acuerdo con que el voto sea voluntario, frente a un 22,4% que se inclina por un sufragio obligatorio.
Otro de los datos importantes en esta discusión, es el porcentaje por coalición política, que apoya o reprueba dicha reforma. En la Alianza por Chile, un 66,7% de los diputados se inclina por la voluntariedad del voto, mientras que en la Concertación, sólo el 25,9% apoya dicho cambio. ¿Por qué esta gran diferencia?
Algunas opiniones se centran en la afirmación de que “tener voto voluntario favorecería solamente a las clases altas, por ende, a los partidos de derecha”. ¿Por qué? En nuestro país, y en la mayoría del mundo, son justamente los sectores más acomodados los que poseen la conciencia de la importancia de ejercer este derecho, por tanto, las ofertas y acciones de los políticos irían hacia ese sector y se produciría un desequilibrio importante en nuestra democracia.
Eso por un lado, por el otro, están aquellos que piensan que más que desfavorecer la balanza social de nuestro país, sería un aporte a la democracia, ya que la participación juvenil se incrementaría y, por ende, se remodelaría el sistema político. Esto, pese a su poca evidencia empírica, ya que los países con sistema de votación voluntaria presentan niveles más bajos de asistencia que aquellos con ejercicio obligatorio.
Tras presentar el cara y sello de dicho debate, nos interesa saber tu opinión al respecto, al fin y al cabo, el epicentro de esta disyuntiva (o el pretexto para implantarlo en nuestro país) siempre han sido los jóvenes y su posible acercamiento político, con esta nueva reforma. ¿Voto voluntario u obligatorio? ¿Estás inscrito? ¿Irías a votar si el sistema fuera voluntario?
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