La disyuntiva que envuelve el ejercicio y la formación pedagógica siempre ha traído debate. Por un lado, están aquellos que piensan que la mala calidad de nuestra educación es por una deuda individual, en donde los profesores no ponen de su parte, no son dedicados y tampoco se esfuerzan por renovar sus metodologías; y por el otro, los que creen que es una falla del sistema, en donde no se mejoran sus condiciones laborales, sueldos y condiciones. Pero con esta noticia que les presentamos a continuación, la discusión podría estar llegando a su fin.
Un informe realizado en EE.UU, por la Fundación McGraw Hill, determinó que los sueldos más elevados; una valorización alta de su trabajo y; un mayor gasto fiscal dedicado a la enseñanza, arrojaría como consecuencia una mejora en la calidad de la educación de un país.
Este estudio se dedicó a comparar el sistema de enseñanza de EE.UU con Finlandia , en donde la profesión de pedagogía se encuentra catalogada al mismo nivel que los médicos o abogados, teniendo, en los dos países, un sueldo de docentes muy similar.
Algunas de las novedades encontradas en Finlandia es que los profesores de dicho país son muy preocupados por su perfeccionamiento, dedicando horas extras (muchas veces sin ser remuneradas) después del horario de clases, para mejorar su rendimiento y desempeño.
Otra de las características importantes es que en el país nórdico, sólo uno de cada diez postulantes quedan para trabajar en el sistema público de enseñanza, ya que, para ellos, la exigencia en la enseñanza estatal debe ser la más alta de todas. Esta situación es comprobable en los resultados que dicha región obtiene en la prueba PISA de la OECD, donde utilizan el primer lugar a nivel internacional.
Luego de Finlandia, en el ranking de “mejor estatus docente”, están Singapur y Canadá; en ambos países la profesión es muy valorada y la calidad es una exigencia antes de entrar en el sistema laboral de dicha área.
En nuestro país, las condiciones que poseen los profesores siempre han sido catalogadas, por ellos mismos, como precarias y poco justas. Entre dichos argumentos, está el exceso de horas que deben trabajar en los colegios; remuneraciones muy bajas (comparadas con otras profesiones); y el no pago de horas trabajadas fuera de la sala de clases, como el tiempo utilizado en labores curriculares y de planificación.
Y como ya en varias notas lo hemos tratado, la calidad de los docentes que están siendo insertados en el sistema educacional, es uno de los temas más importantes, si de mejorar como país se trata.
Es por esto que, nuevamente, dejamos el debate abierto: ¿Son las condiciones laborales de nuestros profesores las correctas? ¿Los docentes deben cambiar su mentalidad y mejorar, con auto-exigencia? ¿O es el sistema el que debe cambiar para que, a su vez, ellos también lo hagan?