Este sábado todos nos encontramos de sopetón con la nueva alza del pasaje de nuestro polémico y archi popular Transantiago: $520 los buses y, hasta $600 el metro en horario punta. En lo que va del año ya hemos presenciado un incremento de $140 y se espera que continúe subiendo, de aquí a marzo; así como para comenzar de la mejor manera el retorno normal de la vida laboral y el fin de las vacaciones de los santiaguinos.
Todos sabíamos que, tarde o temprano, el pasaje se dispararía y tendríamos que comenzar a desembolsar una cantidad más alta, sin embargo (y creo que todos esperaban lo mismo), pensamos que cuando eso ocurriera, el servicio estaría funcionando como corresponde, con máquinas a la altura y frecuencias coordinadas. Craso error, los mismos problemas continúan ahí y, por si no fuera poco, debemos elevar el pago y premiar la ineficiencia.
Los políticos y empresarios podrán dar una serie de declaraciones, en donde se alabe la buena gestión y la espléndida forma en que de a poco se han ido solucionando los problemas del Transantiago, pero ¿es válida la opinión de personas que no viven lo que día a día experimentamos los usuarios de este sistema? Justamente desde esa perspectiva doy mi opinión.
Lo primero son las máquinas. Todos los días viajo en micros de la línea 300 y, lamentablemente, son las mismas utilizadas en el tiempo de las amarillas, sólo que disfrazadas de Transantiago: viejas, lentas y altamente contaminantes. Se supone que, a esta altura, y si se nos está cobrando más por cada viaje, algo tan básico como lo que les estoy comentando, debió haberse solucionado hace mucho.
Por otro lado, las frecuencias en qué pasan las micros parecen una burla diaria hacia los pasajeros. El “planifica tu viaje” parece una broma si, algunos días, un mismo recorrido pasa cada cinco minutos y, al siguiente, cada media hora.
Otra situación injustificable: los usuarios esperan tiempo prolongado por su locomoción y, finalmente, terminan pasando dos o tres del mismo recorrido juntas y, como es una sola la que para, las otras se van vacías sin siquiera detenerse para una mayor distribución.
Por otro lado está el fin del pase escolar por todo febrero, justo en el momento del alza. Es claro aquel argumento de que en vacaciones no nos trasladamos a la universidad y, por tanto, no tenemos porqué recibir un subsidio, sin embargo, pasar de $160 a $600, sin tener, en la mayoría de los casos, ningún ingreso propio, parece ser un exceso.
Pero en Universitarios.cl nos interesa saber lo que opinas tú, así que te invitamos a ser parte de este debate. ¿Qué opinas de las alzas del Transantiago? ¿Crees que son proporcionales al servicio que estamos recibiendo? ¿Debería mantenerse el mismo precio para universitarios y escolares en febrero?