Siempre llega y todos nos debemos enfrentar a él. Es que es imposible que no lo hagamos, a menos que queramos ser unos cesantes. Pero el primer día de trabajo es uno de los eventos más importantes al cual nos enfrentamos. Y esto, se debe a que dejamos una vida de mantenidos para ser nuestros propios sostenedores.
El primer día de trabajo, siempre se presenta con una sensación de ansias; el no saber a lo que nos enfrentaremos, genera una cierta incertidumbre que se mezcla con angustia y entusiasmo, al imaginar cuáles serán las primeras funciones que desempeñaremos.
El problema se encuentra, cuando nuestros nervios nos juegan en contra y pareciese que todo lo que queremos hacer, saliera pésimo. Si le sumamos que las primeras labores no tienen nada que ver con lo que estudiamos, puede que nos sintamos frustrados, pero esto es algo que no debemos dejar que nos desanime; sólo es el primer día.
Normalmente, el primer día laboral enfocamos nuestras fuerzas en agradar a nuestros jefes, por ejemplo, intentando ser lo más eficientes posible. Luego de lo anterior, nos atacan las dudas de saber si estamos realizando bien el trabajo o si ha sido mal observado por el entorno.
El típico error que cometen algunas personas en su primer día de trabajo, es demostrar todo sus conocimientos, con el fin de resaltar. Lo anterior, no es la mejor manera de darse a conocer, puesto que siempre es más óptimo “ir tranquilo por las piedras”; ver primero el panorama y observar cómo es el desempeño de los demás compañeros. Tampoco es la idea “marcar el paso” en el lugar de trabajo, pero en algunas ocasiones podrían aparecer los típicos colegas que abusan de la buena voluntad de los nuevos.
Otra de las situaciones que se dan el primer día de trabajo, es la relación con los nuevos compañeros; saber quién es quién, ver con cuáles podemos conversar y la sensación de que todos nos miren como “el nuevo”, también produce un poco de incomodidad.
No podemos dejar de la lado la hora de colación. Todos se reúnen o se ponen de acuerdo para almorzar juntos. Y ahí, uno, con actitud de “pollo fuera del corral”, sin saber dónde ir o qué hacer, esperamos que algún compañero se acerque para invitarnos a unirnos al grupo. Aunque si tenemos la personalidad suficiente, simplemente, partimos solos al casino y nos sentamos aislados de los demás.
La mejor hora para generar comunicación, es en la hora del café. Esa que normalmente se da después de almuerzo; típico punto de reunión donde todos llegan a compartir lo que han hecho durante la semana. Lo recomendable, es siempre ser cordial, tener un tema de conversación en común, como las noticias de actualidad, o simplemente saber cuál es el éxito de taquilla en los cines. En fin, cualquier tema que nos haga sentir un poco más cómodo en nuestro primer día de trabajo, será muy bien recibido.
Algunos consejos prácticos que nos entrega el blog www.seniorm.com para enfrentar el primer día de trabajo, son:
1.- Saber quién es quién: Seguro que nos presentaran a muchas personas de una sola vez, pero es importante enfocarse, en aquellas con las que trabajaremos directamente el día a día. Aprenderse los nombres de las jefaturas directas; es bueno saludar repitiendo su nombre en voz alta y de la misma manera al despedirse.
2.- Pregunta todo lo que se te ocurra: Aprovecha para enterarte de todo lo necesario y no des nada por sentado. Es la mejor oportunidad para saciar tu curiosidad sin que seas cuestionado por ello.
3.- Toma nota de todo: Toma nota de lo más posible, recuerda que la mente es frágil, sobre todo de aquellos puntos que son importantes, luego has un filtro de lo que realmente sirve y lo que no.
4.- Da una buena imagen: Muéstrate seguro, demuestra interés, da la mano con firmeza, demuestra que eres una persona amable y educada. Ten siempre la intención de mostrarte diplomático sin distorsionar tu personalidad.
5.- Únete al grupo: Acepta las invitaciones que te puedan realizar para almorzar o tomar café ese día, es la mejor oportunidad de relacionarte con tu entorno.
6.- Sociabiliza y establece contactos: Mantente disponible a relacionarte con quien se te acerque, preocúpate de tu entorno. No te involucres en temas que no te competen para quedar bien con tus pares.
7.- En tu primera reunión: Habla poco y escucha más, y si te piden opinión sobre cualquier cosa, puedes utilizar la estrategia de: “debo revisarlo a fondo para familiarizarme antes de emitir una opinión”, ya que no tienes la obligación de fijar una posición tan temprano y sobre todo evita ser presuntuoso. En futuras reuniones podrás expresar tus ideas relacionadas con el tema.
8.- Controla el ímpetu: No hagas compromisos ni promesas, evita aportar soluciones tan temprano. Esto podría jugarte en contra de no tener bien estudiada la situación.
9.- Impresiona a los jefes: Como primer día los ojos estarán puestos sobre ti, si tienes la oportunidad, demuestra de lo que eres capaz a tus jefes ya que ellos estarán preguntando por tu rendimiento a los demás.
A menos que seamos unos expertos en adecuarnos a nuevos ambientes laborales, estos puntos pueden ser de gran ayuda al momento de enfrentarnos a nuestro primer día laboral.
¿Y tú? ¿Tienes algún recuerdo de tu primer día de trabajo?
El primer día de trabajo
Publicado
por
Ariel Mendez A