Qué sería de nuestra vida universitaria, sin aquellos espacios de ocio y recreación tan típicos de nuestra juventud. Sin esos lugares en los que pasamos horas y horas –a veces, incluso más tiempo que en la facultad- junto a nuestros (también) aburridos amigos, a la espera de nada, entre clases ...
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A propósito del "Viejo Oeste", un tipo dijo que a cualquiera le gustaría entrar a un bar de aquellos -empujando de mala gana esas breves puertas- y decirle al cantinero, "dame lo de siempre". Sin duda es mucho pedir, pero la idea se entiende: todos preferimos un lugar de confianza ...