
Eramos niños, impúberes, y entregábamos varias horas de nuestra vida a los dibujos animados de la televisión. Era nuestra pequeña rutina, ir al colegio, jugar con los amigos y ver a nuestros héroes favoritos. Así pasaban los meses y los años, entonces ya no sólo disfrutábamos de ver a Gokú ...