Polémica Van Rysselberghe: la farandulización extrema de nuestra política
Hace ya varios meses que venimos escuchando dicho apellido en los medios de comunicación, envuelto en acaloradas polémicas que dividieron la opinión de los sectores que conforman la coalición del Gobierno (RN-UDI). A esto se suma, por supuesto, la intromisión de la oposición, en su papel de fiscalizadora popular. En síntesis, un espectáculo digno de estar presente en el estelar de farándula más visto de nuestro país, ¿esa es la política que queremos? Si tú todavía no estás al tanto de lo ocurrido,acá un breve resumen: en febrero pasado se filtró un video en donde la, en ese entonces, intendenta de la Región del Bío-Bío, Jacqueline Van Rysselberghe, admitió haberle mentido a La Moneda, expresando ante un grupo de habitantes de dicho territorio que había inventado una historia para beneficiarlos con subsidios que realmente no le correspondían (aprovechándose de la catástrofe 27-F). Luego de semanas de dimes y diretes, entre aquellos que, incluso, dentro de su misma agrupación política, no toleraban su actuar y exigían que abandonara el cargo (RN); y otros que la defendían y respaldaban a toda costa (UDI), finalmente la jornada de ayer, Van Rysselberghe presentó su renuncia (obligada, según algunas fuentes), cerrándose el capítulo más polémico en el interior de nuestra Moneda, desde que dicho gobierno se encuentra en vigencia. Luego de tantos meses empañados, parece imposible no preguntarse cómo es posible que esta situación haya dado tanto que hablar y no se haya resuelto a la brevedad para, así, trabajar y focalizar las energías en aquello que verdaderamente debería importar en un Gobierno: satisfacer las necesidades de la ciudadanía y solucionar problemas de verdadero interés para nuestro país. Sueldo ético; Postnatal de 6 meses; reducción del 7% de la cotización de salud; bono de bodas de oro, entre otras temáticas pendientes del mandato de Sebastián Piñera, fueron dejadas de lado y no se insertaron en la palestra nacional con la urgencia esperada, ya que, la polémica Van Rysselberghe , estuvo frustrando a La Moneda y, por ende, opacando el plan de la agenda. No es posible que una situación como ésta utilice tantos recursos mediáticos y esfuerzos gubernamentales, cuando sólo se trata de problemillas empapados de intereses políticos y una nula revisión y autocrítica de errores que, simplemente, no pueden volver a repetirse. Una mala jugada, no sólo desde La Moneda, sino que de todos los sectores políticos de nuestro país, que no saben enderezar sus objetivos y focalizarse en la mejora conjunta, y no sólo la de sus coaliciones. ¿Ustedes qué opinan?