Mi jefe es relativamente joven, tiene 55 años y un cabello desordenado. ¡No parece el jefe de verdad! Asiste todos los días con jeans gastados, zapatillas con caña y una infaltable chaqueta de cuero o chaleco hippie.
En ocasiones su “tenida formal” se asemeja al Príncipe del Rap y sus polerones anchos o zapatillas exageradas, dejan siempre perplejos a quienes lo ven pasar. Usa parkas estilo militar y es el primero en poner la casa para carretear. Es cero formal, ejecutivo u ordenado para trabajar. Prefiere siempre improvisar y salir del paso con lo primero que se le ocurre. Cuando asistimos a reuniones va exactamente igual. No le importa el qué dirán y la única vez que uso corbata y traje, fue cuando se fue a casar, pero con sus infaltables Zapatillas Vans Negras.
Lo curioso es que es papá y de dos hijos. ¡Qué raro un papá que se cree lolo! Porque realmente no asume su edad. En pleno paseo de navidad, de la oficina, nos dejó a todos botados para irse a un concierto de Ataque 77. Tomo un par de latas de cerveza y nos dijo: “chao cabros, me voy", mientras aceleraba el auto y nos dejaba atrás en Peñaflor...
Tiene vestimenta de joven y actitud de lolosaurio, pero cuando habla deja en claro su edad. Comentarios como: “que bien se ve esa mina con patas" ¿patas? y nos miramos todos los de la oficina a la vez. ¡Calzas! grito un compañero y por fin logramos entender a que se refería.
¿Su profesión? Publicista. Ahí puede estar la respuesta del porqué de tanta "lolería", de su informalidad incambiable o de su desorden constante. Además debo agregar que trabaja con personas, en su mayoría, menores de 30 años. Quiere estar a la par, revivir sus años de juventud y ser un compañero más.
¡El trabajo es más ameno con un jefe así! Se respira buena onda, relajo, trabajo en equipo y libertad. Así es mi jefe el “Lolosaurio", “Tío lolo”, “ Tío jefe”, “Tío Juan”...
¿Y tu jefe cómo es?
Imagen CC Nicolas Alejandro