En la actualidad existe una pobre y superficial comprensión sobre lo que es la “universidad” y el "ser universitario”. Prueba de aquello es la noción popular de que es una institución de estudios superiores que acredita legalmente una profesión, y el que asiste es un simple alumno que se inscribe en una carrera buscando mejores ingresos futuros, y cuya función es pasar ramos.
La realización personal, vocación, creatividad e innovación pasan a un segundo plano. Este artículo pretende ser un momento de reflexión y también una guía para el auténtico estudiante universitario.
Deserción y endeudamiento
Prueba de que algo no está funcionando bien es la elevadísima tasa de deserción universitaria y los niveles de endeudamiento fiscal o privado que afectan a varios países respecto a la prolongación del tiempo de realización de una carrera de educación superior. Por todo esto, es lícito preguntarse ¿qué lleva a un joven a abandonar o cambiarse de carrera?, ¿acaso será que parte del problema tiene que ver con la falta de autoconocimiento?, ¿o existe uno relacionado con el financiamiento? ¿Será que la presión social por conseguir el éxito económico y el nivel de endeudamiento hace abandonar a muchos jóvenes el sueño de cumplir su verdadera vocación?, ¿o que algunas instituciones buscan formar empleados ilustrados bien remunerados y no generadores de emprendimiento o cambio social?
Universidad: más que ir a clases
Para comenzar a responder algunas de estas preguntas y servir de guía para el auténtico estudiante universitario, conviene empezar por conocer los orígenes del término “universidad”; que viene del latín “universitas”, o universal. En sus orígenes medievales correspondía a una comunidad de amigos, maestros y alumnos reunidos para la transmisión, enseñanza y aprendizaje de saberes universales, ya sea en forma de disciplina, arte u oficio. Por lo tanto, la universidad más que una “institucionalidad” para otorgar “títulos” y “certificación”, posee en su corazón el ser un lugar de encuentro, diálogo, creatividad y aprendizaje con la comunidad y el cosmos. De esta forma, este punto de partida etimológico servirá de guía para tomar consciencia de lo profundo e importante de este término, hoy manoseado por nuestra sociedad consumista.
Por otra parte, la universidad desarrolló tras sus orígenes el concepto de “alma mater”, que se refiere al lugar donde se nutre y fomenta el nacimiento de “un nuevo hombre o mujer” desde de la apropiación y conocimiento del saber. Esto nos permite entender que la formación universitaria, en constante diálogo con el saber, hace que los alumnos potencien el intelecto, habilidades, ética, espiritualidad y autoconocimiento. Es decir, nos guía mediante la malla curricular hacia el nacimiento de un profesional competente, pero a la vez una persona con mayor sabiduría que el joven que ingresó.
Esencia del universitario
De esta forma, comprenderás que el verdadero estudiante es aquel que busca no sólo la “certificación” en pro de un empleo bien remunerado; de lo contrario mejor sería optar por una carrera técnica de corta duración y de alta empleabilidad. Tampoco es el aprendizaje de ciertos contenidos, sino el “nacimiento” de un nuevo ser; uno que se formula preguntas, y busca la relación con el todo, que se dispone con apertura mental a conocer otros mundos y fronteras. Aquel dispuesto a dialogar, conectar, criticar, enriquecer y crear saberes junto a la comunidad estudiantil y a la sociedad. Estos últimos puntos, son elementos claves que perfilan y a la vez son una guía al auténtico universitario.
Este, además, sabe que lo más importante, es el descubrir en este ambiente académico, cuál es el propósito para cada uno en la vida, y justamente esto se logrará mediante el diálogo con los distintos actores y saberes. Y esto es más apremiante que la carrera elegida, la fiesta del fin de semana, los contenidos y competencia académica y el construir redes sociales ¿Te imaginas llegar al final de tus días, sin haber sido lo suficientemente hábil y valiente para descubrir y seguir tus propios sueños? ¿acaso la futura pareja, familia o trabajo harán esto por ti.
Desvelar cuáles son las áreas de la carrera elegida o los tópicos que te motivan para tu realización personal; es decir, encontrar lo que apasiona a cada uno mediante el descubrimiento, debiera ser la principal tarea del auténtico estudiante universitario. Y, a mi juicio, es más que una misión, ya que es una responsabilidad irrenunciable.
Investiga otras áreas
Es por esto que mi consejo es que todo estudiante se adhiera, en la medida de lo posible, al ideal curricular propio de un clásico bachillerato o college universitario, o una malla flexible durante su carrera, al estilo europeo. Es decir, intentar abrirse y enriquecerse con distintas áreas y saberes, independiente de la claridad vocacional que posea. Esto hoy en día es posible con los ramos optativos de formación general o de profundización. Recuerda que, si logras encontrar lo que realmente te hace sentido y realiza, tu creatividad y conocimiento personal crecerán sin límites.
Finalmente, para lograr un desarrollo más completo, es necesario fortalecer el pensamiento crítico mediante el diálogo interno con el auténtico yo, frente a los distintos saberes, docentes e individuos que te permitirán poner a prueba tanto las creencias internas como los paradigmas sociales actuales. Esto resulta vital si en un futuro deseas realizar investigación cualitativa o cuantitativa, además de permitir que surja dentro de ti un hombre o mujer fuera de la zona de confort, creativa y a la vez revolucionaria que permita cristalizar y encarnar el cambio social, frente al status quo del poder dominante que “institucionaliza” y adormece a todos.