Ser becario suena como una opción conveniente y hasta lógica para casi cualquier estudiante, el dinero nunca está de más cuando se estudia, y vivir experiencias nuevas también es grato, pero antes de aplicar a una convocatoria hay cosas que es mejor saber para evitar sinsabores y prevenir la desilusión de nuestras vidas.
Para empezar, es conveniente saber que existen distintos tipos de becas con beneficios diversos: de apoyo económico, de colegiatura, de intercambio al extranjero, becas profesionales o trainees, de titulación, de investigación, posgrado y algunas variantes.
¿Qué tipo de beca buscas?
Después vale la pena considerar algo que es quizá lo más evidente: debemos saber qué tipo de beca estamos buscando. ¿Será un apoyo para los estudios o una experiencia intercultural que enriquezca nuestra perspectiva y nos brinde un amplio espectro en la formación profesional?
Saber lo que buscamos no es cosa fácil pues implica decisiones, pero hay que recordar que las prioridades y la determinación son importantes, más aún cuando se trata de un escenario que implica una competencia y esta toma en cuenta habilidades y cualidades específicas para salir triunfante.
A modo de aclaración y como calmante, quiero añadir a este respecto que la elección sobre qué beca queremos no debe tomarse como absoluta. El hecho de contemplar un cierto tipo de apoyo y renunciar a otro en realidad no implica que cerremos para siempre la puerta otras oportunidades, ni siquiera aquellas a las que decidimos darle la espalda en ese momento. Esta decisión, más que un límite a las posibilidades futuras, es un parámetro que delinea metas y objetivos para superarnos y crecer profesionalmente.
¿Cuáles son los requisitos más importantes?
Ahora bien, una vez que se conoce el tipo de apoyo que se busca, es necesario examinar el perfil requerido en las convocatorias; desde calificaciones sobresalientes hasta el conocimiento de otras lenguas y la especialización en distintas ramas del saber humano, es necesario saber a profundidad qué características son requeridas.
En este apartado, es importante dejar en claro que no es necesario contar con el perfil requerido desde el momento en que se decide conseguir una beca puesto que muchas veces las carencias de conocimientos o formación pueden adquirirse con el tiempo.
Una vez que se conoce el perfil que solicita la beca, hay que fijar metas y tiempos personales y reconocer el momento en que se van alcanzando los pequeños objetivos para motivarnos un poco. A fin de cuentas, estos pequeños triunfos son los que nos ayudarán a concursar por una beca con la certeza de que cumplimos con todo lo requerido.
Ahorro y organización como clave
Dependiendo del tipo de beca al que se aspire, es conveniente comenzar un fondo de ahorros para cubrir gastos de exámenes, boletos, hospedajes, cursos, certificados, visas y otros documentos o requisitos adicionales a la formación y el conocimiento.
En cuanto a este último punto, hay que estar conscientes de que dependiendo de la cantidad de tiempo y el tipo de beca dependerá la cantidad de esfuerzo, tiempo y dinero que tendrá que invertirse. Porque claro, no es lo mismo conseguir una beca que ayuda a cubrir los gastos de los estudios que un trainee o que una beca que ofrece un intercambio a otro país. Evidentemente los costos van aumentando de acuerdo con los beneficios que se obtienen con la beca, pero no por ello deberíamos entrar en desánimo, sino plantearnos objetivos y metas a lograr.
También conviene conocer la cantidad de becas que se planean otorgar para considerar qué tan probable es conseguir una beca y pensar en alternativas, como trabajar, en caso de que no se logre obtener un apoyo. Puedes consultar el número de becas otorgadas por el Mineduc. Ahora que, si ya aplicaste a alguna beca, como la de alimentación de la Junaeb, puedes consultar los resultados.
Si no lograste conseguir una beca esta vez, analiza la situación detalladamente y plantea qué te faltó o que puedes mejorar e intenta de nuevo. El que persevera alcanza.