Aunque suene cliché, en el momento que menos lo esperas, y en las circunstancias más inesperadas llega el amor. Y esto puede ser una constante en las vidas de muchos universitarios, incluidos aquellos que consideran que el amor es algo peligroso. Lo cierto, es que a medida que uno va madurando, te darás cuenta de que el amor en general, y sobre todo el de pareja, debes cultivarlo y construirlo, a partir de un pilar fundamental, que es el amor que sientes por ti mismo.
Lo cierto es que la universidad es un lugar fantástico para hacer amistades, crecer como persona, y además de poder ser el lugar donde “encuentres el amor” en un compañero o compañera, ayudante o incluso profesor.
Amor part-time
Yo como estudiante universitario y también como trabajador part-time para financiar mis estudios y gastos personales, pude conocer a muchas personas, incluida a una hermosa chica que coincidió temporalmente en mi lugar de trabajo. Lo que me maravilló de ella fueron sus grandes y profundos ojos, que al verlos en detalle tenían un extraño doble color en el iris. Pero lo que me atrajo de ella fue la luz que irradiaba en su honestidad, y sencillez para enfrentar la vida. Además, su interés en aprender, y voluntad de superación era aquella que se encuentra en las personas de espíritu curioso, y esforzado, que destacan en la vida.
Ella estudiaba una carrera del área de la salud en una universidad distinta a la mía, considerada la mejor universidad pública del país. Proveniente del sur, era la polola de un exitoso estudiante y dirigente universitario, ligado a movimientos progresistas y anarquistas; admirado en su facultad y que vivía en función de sus ideales organizando foros y marchas. Ella se entregaba con amor y admiración a él, apoyándolo en sus ideas y proyectos. Pero ella no era una chica común, pues destacaba como líder universitaria en áreas y proyectos sociales no ligadas a política.
Yo más tarde, supe que la amé de inmediato, desde el primer día; tanto así, que me interesaba su bienestar y no me importó que estuviera en una relación. Cuando me di cuenta de que me estaba enamorando luché con fuerzas contra ese sentimiento, por temor a una nueva desilusión, y porque creí que al ser un tipo “promedio”, melancólico, no podría competir con un sujeto tan “pro” como él; craso error. Porque cuando encuentras algo o alguien en tu vida, que te enamora verdaderamente, no existe fuerza interna o externa, argumento, o creencia que pueda vencer esa pasión.
Porfiadamente traté de alejarme de ella; evitándola, pero las circunstancias más insólitas nos llevaban a encontrarnos en casinos, el metro o los recorridos de los buses. Fue inevitable lo que surgió en mí, y también en ella; aunque no me lo demostraba. Nos hicimos amigos, comenzamos a comer algunas veces juntos en los casinos de su universidad, hasta que, llegado el tiempo del término de clases y comienzo de las vacaciones, le regalé un libro de Fisiología, para que lo usara en su próximo año. También como supe más tarde, y a diferencia de su pareja con su discurso anti capitalista, la invité varias veces durante el semestre a tomar café y "endulzar la vida" en lugares clásicos como el Starbucks.
Todo ese tiempo, le mostré mi forma de ser y de pensar de manera sincera. Fui siempre atento, y caballero, cediéndole mi chaqueta en invierno, abriendo puertas para que pasase primero, dejándola en su casa cuando se hacía tarde, invitándola a comer; a pesar del discurso de género e ideología feminista que comúnmente le decía su pololo. Además, le mostré que era un poco torpe, infantil, soñador, protector, cariñoso, y también algo “tradicional”. Valoraba mi familia y mis padres, era creyente cercano al cristianismo, creía en la fidelidad, el matrimonio, tenía interés y participaba de proyectos sociales, y quería trabajar por una sociedad y un mundo mejor. Esto era opuesto en muchos aspectos a la ideología de los líderes universitarios. También le dije que, para mí, vivíamos en una falsa democracia, con una sociedad que fomenta la hipocresía, donde el discurso de derechas e izquierdas estaba vendido al lobby, y que la mayoría de los jóvenes dirigentes estudiantiles víctimas de su propio narcisismo, se contaminaban y vendían por una carrera política o un futuro puesto en el aparato estatal. El interés por lo público, y social, se transformaba finalmente en un interés personal.
¿La despedida?
Así pasó el tiempo, hasta que un día, ella debía arreglar sus cosas para retornar en los siguientes días a su hogar, abandonando su pensión universitaria. En un pasillo de su universidad me contó que había terminado con su pololo, porque se desilusionó de él, de su hipocresía, y de su discurso; y ya no sentía lo mismo. Me invitó a su pensión donde estaba en esos momentos sola, y yo sentí que felizmente lo que iba a suceder a continuación no iba a tener retorno para ambos. Puso música de rock suave y también blues, y comenzó a acariciarme para despedirse. Yo la besé, y con este acto quedo sellado nuestro amor hasta hoy, que te escribo estas palabras. Ese día podríamos haber tenido sexo, pero nos contuvimos, y estuvimos así hasta el momento adecuado; era lo que yo esperaba de ella y ella de mí.
En los días siguientes a su regreso al sur, nos pusimos de acuerdo para salir a acampar juntos. Tras mi viaje y reencuentro con ella, en una lluviosa mañana de enero, formalizamos nuestro amor. Me presenté de inmediato a sus padres, y así es cómo hoy, tras casi 4 años de relación, sigo junto a ella y la amo cada día más. No ha sido fácil, pues durante estos años sufrió una enfermedad a sus articulaciones que la afectó de manera grave por espacio de un par de años, así como momentos duros de diferencias de pareja, que han puesto nuestro amor a prueba. Pero cuando el amor es verdadero, persiste.
Finalmente, creo que el amor verdadero (no neurótico) viene en parte "destinado", y cuando llega el momento por más fuerzas que hagas para oponerte, suceden eventos "de vida", cambios, o situaciones que literalmente te "arrastran" a algo hermoso e inevitable, como la unión de dos personas que se aman como si su amor hubiese existido por "siempre". Es lo opuesto de la tragedia griega, o los dramas que venden en los medios, y existe.