Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas entretiene, tanto por sus características visuales como su historia. Pero para quienes deseen verla con mayor profundidad existen diversas consideraciones:
Los humanos somos pedazo de arcaicos
A veces siento que Besson quiso demostrarnos con los diálogos de sus protagonistas humanos, que somos básicos pero amorosos, inteligentes pero no brillantes, seductores y mercenarios, desenfadados y temerosos.
Somos un cliché con patas, que hace ver que todo lo inimaginable, lo que nos hace mirar más allá sea aun más cautivante e impulse nuestras neuronas y corazón a nuevos lugares.
Universos paradisiacos y agonizantes
Mientras unas perlas repletas de energía nacen de un paraíso marino, donde no se necesita bucear para encontrarlas, y quienes recolectan son tan apacibles como si pertenecieran a un club de reggae o un centro de retiro yoga [nanoSPOILER], pedazos de chatarra de una guerra que no es suya irrumpen en su buen viaje.
Las dimensiones que se manejan en este film son diversas, el culto a la diversidad cultural y de etnias se ejemplifica bajo saludos amigables, políticas turbias y bajo economías algo inestables {¿les suena familiar?}. Conocemos entonces la formación y la actualidad de la Ciudad de los Mil Planetas, la cual posee microcosmos coloridos y sórdidos que patentan el nombre de su hogar con una estampa a la que se le saca partido, pero poco.
Personajes fuera y dentro de su elemento (el comic)
Major Valerian [Dane DeHaan] es un agente del gobierno con una misión clara: conquistar a Sergeant Laureline [Cara Delevingne]. Pero entre tanto, se sumerge en su personaje que absorbe su razón y su fidelidad (quizá la única a la que apostaba…) la de un oficial engreído y muy seguro de lo que hace.
Si bien en su tiempo, el comic vino a establecer nuevos lineamientos para los roles femeninos en las historietas, la versión que hoy encontramos en el film, no deja del todo claro la postura del director ante la propuesta y su propia visión sobre el mundo que quiere representar. O al menos, como al principio de esta nota, no deja claro si quiere convertir a los humanos en los caracteres deleznables de una serie de acontecimientos en mundos de fantasía para ellos, dejando el abanico de infinitas posibilidades para los otros seres y planetas que existen en el universo.
El cosmos que podemos apreciar en este film es vibrante, detallado y a momentos fascinante. Con una inclinación a mostrar a los humanos y equivalentes viviendo realidades tipo Blade Runner o un Khao San Road actual. Al mismo tiempo, otros seres viven mundos y tiempos paralelos, ecosistemas de diversidad que nos podrían dejar pasmados, al momento que realidades virtuales y lenguajes computacionales son tratados dentro de una naturaleza no-agrupada pero que permite la coexistencia de miles de razas, y maneras de vivir cada universo.
Nuestro Valerian fílmico carece de sex-appeal pre-millennial, pero exuda coquetería a su modo, lo cual no está del todo mal, pues dentro del espectro de posibilidades que la serie nos otorga (y nuestro futuro también), un playmobil podría ser tan exuberante y hormonal como La Roca, y causar tantos estragos amorosos como ese mismo macho alfa, más de 600 años después. Por su parte, Laureline, no es la damisela en aprietos, ni la agente mata hombres y alienígenas de otras películas. Ella tiene algo especial, pero que no es 100% revelado en esta entrega, ella puede mirar a los seres de manera diferente y considerar posibilidades menos rígidas que Valerian, pero mucho de su accionar está directamente relacionado con el comic y la historia personal de, digámoslo, miles de años atrás.