Si tu meta del año pasado fue conseguir un buen puntaje en la PSU para ingresar a la carrera que amas, en este nuevo ciclo las cosas se pondrán un poco más difíciles: no solo deberás rendir en el ámbito académico, sino que también tendrás que adecuarte a un nuevo círculo social y cultural que te presentará tu universidad. Este artículo te entregará 6 consejos para que puedas superar el primer año de vida universitaria sin morir en el intento.
1- El mechoneo y las fiestas de bienvenida
Hay dos tipos de universidades: las que organizan mechoneos y las que no. Si quedaste en una “U” en la que no tienen esta costumbre, ¡felicitaciones, te salvaste! Si eres del otro grupo, te recomendamos vestir la ropa que menos te importe durante la primera semana. Ten en cuenta que este ritual se celebra en el minuto menos esperado y más de algún compañero de segundo año intentará dárselas de artista con tu pantalón o blusa. En cualquiera de los casos, todas las universidades siempre tienen fiestas de bienvenida: aprovéchalas, es una buena instancia para conocer gente nueva y así sumar amigos.
2- Los cambios de horarios
La vida en el preuniversitario o en el colegio tenía una gran ventaja que ahora extrañarás: horarios definidos. De hecho, podías organizarte desde antes pues sabías que desde las seis en adelante tenías horas libres para dedicarlas al ocio. Ahora, en tu primer año de universidad, aunque no lo creas, el concepto de “hora libre” cambiará de significado y no te extrañes si de pronto te das cuenta que destinaste un sábado en la noche a estudiar. ¡Bienvenido, ahora eres universitario!
3- Dormir poco y cambios en la alimentación
Ten cuidado con tu alimentación, porque a veces te quedarán solo diez minutos para almorzar y la comida rápida suele ser más sabrosa y más barata que la saludable. A veces, incluso, te incomodará llevar comida a la “U”. No te prohibiremos probar un delicioso completo o una siempre bienvenida sopaipilla, pero nuestra recomendación es que hagas un esfuerzo por conseguir, al menos dos días a la semana, tiempo suficiente para comer bien. La idea es que al final de año, ser universitario no se convierta en sinónimo de engordar. Y otra cosa: duerme. ¡Hey, no eres una máquina!
4- El impacto de celebrar una nota 4
Si en el colegio obtener un 6 o un 7 requería de un pequeñísimo esfuerzo de tu parte, ahora olvídate de eso. En tu primer año de universidad no será extraño que tu corazón se acelere cuando te anuncien que obtuviste ¡un 4! En esa línea, muchas veces tendrás que elegir entre pasarte una noche entera estudiando para un ramo en desmedro de otro.
Nuestra recomendación es que le des prioridad a aquellos que son “conducentes”, es decir, que son prerrequisitos para tomar ramos que vienen más adelante. Estudia tu malla curricular e identifica cuáles son los ramos que no deberías reprobar por ningún motivo. Ten en cuenta que hay materias que, de no ser aprobadas, podrían retrasar tu titulación en uno, dos o incluso más años.
5- Relaciones amorosas y/o de amistad
Estarás en una etapa de cambios así que procura no descuidar tu vida amorosa, ni tampoco las relaciones con los amigos. Sí, es cierto, ahora que eres universitario los verás menos a todos ellos, pero deberás ser capaz de equilibrar los tiempos para que pareja, tus cercanos y, por supuesto, tus profesores queden conformes contigo. Por otra parte, si estás soltero, considera que tu primer año de carrera te ofrecerá muchas oportunidades para conocer a alguien que se quede con tu corazón. ¡Ánimo!
6- Del amor al odio un paso: me di cuenta que no me gusta mi carrera
¿Pensaste que estudiar tu carrera sería fabuloso, pero con el correr de los meses, notaste que ninguno de los ramos que tienes te satisface? En este caso, puedes tomar dos caminos: recordar la razón por la cual querías convertirte en el profesional que siempre soñaste o, bien, puedes desistir. Si decides continuar, aférrate a la idea que tenías sobre tu profesión y dedícate a terminar tus estudios. Ahora, si de verdad notaste que tu carrera no te gusta o bien te diste cuenta que tu vocación cambió, sé sincero contigo mismo. No tengas miedo de conversarlo con tus padres, amigos o cercanos y plantearles la posibilidad de desistir. Si decides retirarte, ¡no te aflijas! No olvides que puedes rendir la PSU cuantas veces quieras. Es más, incluso si decides dedicarte a otra cosa, al menos tendrás alguna sabrosa historia que contar a tu entorno respecto a aquella vez en que, por un año, fuiste universitario.