Cuando la la presión del día a día se vuelven excesiva, nuestro cerebro comienza a jugarnos malas pasadas. En esos momentos, la ansiedad y el estrés, comienzan a manifestarse.
Aunque saber si estoy con estrés no sea tan fácil de notar, existen varios síntomas que nos ayudarán a reconocerlo. Lo más importante de entender es que aunque queramos restarle importancia a este tipo de padecimientos, si no son tratados, pueden derivar en otras enfermedades más complejas.
¿Cómo saber si estoy con estrés?
El estrés se ha vuelto parte habitual de la vida, debido a distintos factores externos que nos hacen sentir que estamos perdiendo el equilibrio. El viaje en transporte público, el cierre de semestre, sumados a problemas de la vida diaria, pueden detonar un cuadro nervioso.
Para aprender a reconocer el estrés, estos síntomas te darán la señal de alerta:
Insomnio prolongado: todos hemos pasado por etapas en las cuales no podemos dormir, pero cuando esta dificultad se prolonga en el tiempo, puede ser un síntoma de estrés. Si tus problemas para conciliar el sueño se prolongan por más de una semana, puede ser una señal de alerta.
Aumento del ritmo cardíaco: cuando tu corazón pareciera querer salir de tu pecho, porque comienza a latir más rápido de lo normal, es otro de los síntomas que se asocian al estrés. Para descartar otro tipo de problemas de salud, es importante que consultes a un médico.
Dificultad para respirar: si sientes el pecho apretado, o que aunque respires profundo no está entrando suficiente aire a tu organismo, probablemente es síntoma del estrés. La única forma de eliminar esa sensación, es tratando este cuadro nervioso de manera adecuada.
Problemas estomacales: la panza es una de las primeras en sentir los efectos negativos del estrés. Por eso si se presentan malestares como hinchazón excesiva, dolores constantes, problemas de digestión, o cualquiera relacionado con el sistema gástrico y sin haber descuidado tu alimentación, necesitas determinar si se trata o no de un síntoma asociado a los nervios.
Falta de ánimo: si sientes que quieres tirar la toalla, si el desgano hace que te cueste demasiado levantarte o si no tienes ánimo de salir con tus amistades, tal vez estás estresado. La mejor solución es que, en vez de quedarte en casa, comiences a salir y a compartir con las personas que te importan, que te regales tiempo para hacer lo que te gusta y que intentes dejar de pensar constantemente en aquello que te preocupa.
Cambios drásticos de humor: si tu humor parece una montaña rusa y estás pasando de la pena a la alegría, de manera repentina y sin motivos aparentes, puede que el estrés te esté jugando una mala pasada.
Dolores de cabeza constantes: si los dolores de cabeza se vuelven parte de tu día a día, pueden estar relacionados con el estrés. Por supuesto, ante este tipo de síntomas, es importante visitar a un doctor para que pueda determinar la causa.
Dificultad para controlar la ira: si siempre eres calmado y capaz de resolver tus problemas sin agresividad, pero si de repente la ira comienza a formar parte de tu día a día y hasta que te pasen a llevar en el metro te genera una rabia profunda, el estrés puede estar alterando tu forma de reaccionar ante el entorno.
Para saber si estoy o no con estrés, es necesario aprender a reconocer estos cuadros e intentar controlarlos cuando están comenzando a manifestarse. Apenas te sientas sobrepasado y que las responsabilidades se están saliendo de tu control busca ayuda, desahógate con tus amigos, dedícale tiempo a tu hobbie favorito o averigua respecto a alternativas naturales para combatir esta enfermedad.