Cuando mi polola estaba decidiendo que carrera estudiaría, juntos llegamos a la conclusión de que su perfil como persona y sus anhelos se adaptaban perfectamente a la odontología. Cuando entró a la carrera no tardó mucho en comprobar que había tomado la decisión correcta y gracias a esta nueva etapa que está atravesando, hay muchas cosas que han mejorado en mi vida.
1. Siempre está dispuesta a enseñar
Al ser estudiante de odontología la paciencia es un requisito obligatorio y en el caso de mi polola esta virtud se mantiene en su vida diaria; cada vez que yo o cualquier otra persona le hace una pregunta, ella responde con mucha dedicación y trata de despejar todas las dudas que surjan en el camino. 2. Cuida mi salud
Ella siempre está preocupada de que mi salud oral y general esté en buen estado, constantemente revisa mis dientes de forma preventiva y cuando siento algún malestar hace todo lo posible por disminuir mis molestias, además me obliga a ir al médico cuando cree que la situación lo amerita.
3. Se ve muy linda con su uniforme
Su uniforme representa fielmente la forma en que ella se siente por su carrera, siempre está impecable y lo cuida como a cualquiera de sus preciados instrumentos odontológicos. Verla siempre orgullosa y feliz con su traje blanco resalta su belleza de una forma muy especial.
4. Sabe muchísimas cosas
Tener una conversación con ella sobre cualquier cosa siempre es una instancia muy dinámica por su interés en aprender y entregar sus conocimientos, sin embargo, destaca de manera especial en los tópicos científicos porque durante su carrera ha cursado matemáticas, física, química, psicología, anatomía, bioquímica y muchos otros cursos interesantes.
5. Es multifacética
Un estudiante de odontología no solo sabe sobre la boca, sino que es un experto en anatomía, farmacología, patología y otros temas, por lo cual siempre puedo pedirle ayuda a mi polola cuando necesito alguna inyección, conocer mis signos vitales, informarme sobre algún remedio, asociar mis síntomas a alguna enfermedad, etc.
6. Es mi dentista de cabecera
Siempre que tengo alguna consulta por un problema dental ella es la persona a la que recurro. Si no puede tratarme por sí misma, siempre sabrá el camino correcto que se debe tomar para solucionar la situación 7. Tiene una gran destreza manual
En odontología hay muchísimas horas dedicadas a la práctica de procedimientos dentales y esto hace que los estudiantes desarrollen una excelente destreza manual. En el caso de mi polola, siempre se que puedo pedirle ayuda para tareas como sacar astillas o trozos de vidrio de la piel, coser peluches sin dejar rastros de las puntadas, o cualquier otra cosa que requiera precisión.
8. Me incluye en su formación
Al ser estudiante de odontología se necesitan constantemente pacientes o voluntarios para practicar los procedimientos antes de las pruebas, y soy completamente feliz de ayudar a mi polola siendo su conejillo de indias. Nunca me ha causado daño porque es muy cuidadosa, y aunque estoy dispuesto a asumir los riesgos de que por ejemplo me derrita la cara un rato con anestesia, confío plenamente en sus aptitudes y estoy orgulloso de ser su paciente predilecto.
9. Siempre tiene insumos dentales a la mano
Si necesito guantes, pinzas, espejos, desinfectantes, jeringas, gorros, mascarillas o incluso un dremel, ella es la persona indicada. Nunca tiene inconvenientes en compartir y además es muy organizada, por lo que tiene dos pares de cada cosa que ella considere útil.
10. Me siento seguro a su lado
Todos los conocimientos que ha adquirido durante sus años de carrera hacen que me sienta seguro al enfrentar una emergencia si estoy a su lado. Siempre mantiene la calma y está dispuesta a actuar, tal y como se lo han enseñado en sus ramos clínicos.
Para mi es muy importante que mi polola cumpla todos sus sueños, verla siempre entusiasmada con su carrera me hace confiar en que será una excelente odontóloga y tengo la suerte de poder recibir todos los beneficios que esto implica.