Hay muchos mitos que rondan a la carrera de psicología: están todos locos o son psicópatas encubiertos, se creen superiores, son la mayoría nerds, etc.
Lo cierto es que ninguno de ellos es cierto (claro, con excepciones) pero poniendo las cosas en perspectiva, realistamente si podemos decir que esta tiene cosas negativas.
Por una parte, hay que leer mucho (si no te agrada la teoría esta será tu pesadilla) y a veces pasar horas tratando de entender textos complicadísimos que finalmente ni siquiera saldrán en las pruebas. No entramos de lleno en lo que realmente es la profesión hasta tercer o cuarto año (dependiendo de la U a la que vayas) y eso puede resultar un poco frustrante.
Académicamente, la psicología está mal mirada dentro de las ciencias por tratarse de una disciplina que no se puede corroborar “duramente” como la matemática, física o biología, y nos suelen hacer bullying por eso.
Esas son minucias a fin de cuentas, ya que lo peor diría yo, son las preconcepciones erradas que existen en cuanto al rol y a la imagen de los psicólogos. Se cree que estos son personas perfectas y libres de fallas, con vidas equilibradas y mentalidades totalmente sanas que te ayudarán a superar tus problemas gracias a su superioridad. Esto no podría estar más equivocado, y no importaría si solo este fuera un dicho popular: el problema radica en que cuando somos mechones y entramos a primero, solemos creernos este cuento también, y eso genera conflictos tanto internos como externos.
Esa es quizás la razón de por qué el resto de las carreras nos ven como presumidos. Hace falta trabajo auto personal para reconocer que tu como estudiante de psicología (esperma de psicólogo, como una vez un profesor dijo) es una persona cualquiera, con herramientas para intervenir si es necesario, pero un ser humano con fallas al final del día.
Pero no puedo ser tan pesimista, la carrera tiene también muchas cosas buenas. “Creerse perfecto” no dura mucho, y es precisamente gracias a eso, ese quiebre del cuento del ser humano perfecto, que las cosas más lindas de la carrera se logran manifestar. Esta carrera nos abre los ojos ante la realidad de, primero, nuestra mente, y luego, la de las demás. Nos damos cuenta de que cometemos errores, pero también de que esos errores tienen causas, y también consecuencias. Pero sobretodo, que esos errores se pueden torcer, y podemos ser diferentes.
Vemos las actitudes de los demás entonces, con otra mirada, una menos crítica y más comprensiva. Es como quitarse un par de lentes sucios, y ver de pronto la realidad como una secuencia. Un psicópata actúa por una razón, un neurótico también, y así también alguien con depresión. Esta liberación de prejuicios es quizás lo mejor de la carrera de psicología.
Otra cosa positiva de la carrera también es el ambiente. Los estudiantes son muy diversos, y siempre te encontrarás con personas interesantes (la mayoría del tiempo son los mismos profes).
En definitiva, nada en la vida es blanco y negro, menos aún tu profesión. Si nos dejáramos llevar por los extremos, tomaríamos decisiones muy malas.
Resulta más bien, finalmente, más beneficioso oner lo bueno y lo malo en una balanza, y al menos en mi opinión, para esta carrera la primera bandeja pesa más.