Al momento de elegir una carrera universitaria o técnica, es bueno tener en cuenta las cosas buenas y malas de emprender este rumbo.
La kinesiología estimula el estilo de vida saludable y la programación de conductas que aporten al bienestar y el incremento de actividad física del paciente. Estudiar kinesiología implica tener contacto directo con los pacientes y sus dolencias, además de ayudarlos a recuperar o mejorar la movilidad de su cuerpo, sin embargo es importante saber que hay factores positivos y negativos presentes en esta carrera del área de la salud.
Lo mejor
José Manuel Rodríguez, egresado de kinesiología de la Universidad Santo Tomás, señala tres cosas buenas de estudiar kinesiología: La primera es la capacidad que tienen los kinesiólogos de ayudar a los pacientes, ya que permiten que estos vuelvan a tener funcionalidad corporal. La segunda es la facultad que tienen los kinesiólogos de solucionar dolencias a través de ejercicios y fisioterapia. Y en tercer lugar, las diversas áreas en las que pueden ejercer los egresados de kinesiología.
Por su parte, Sebastián Miranda, estudiante de kinesiología de la Universidad Mayor dice que para él lo mejor de estudiar kinesiología es poder tener una mayor cercanía con los pacientes, ya que el tratamiento básico consta de 10 sesiones como mínimo, lo que genera un lazo entre el especialista y el paciente, generando un ambiente laboral más óptimo.
Sebastián también señala que estudiar kinesiología ayuda a optimizar el rendimiento deportivo propio, ya que la carrera está fuertemente ligada al desarrollo físico a través del deporte, lo que permite tomar precauciones ante posibles lesiones. Además, Sebastián también hace hincapié en el beneficio familiar que conlleva estudiar kinesiología, ya que al tener conocimientos sobre el funcionamiento del cuerpo el tratamiento para alguna dolencia se hace más accesible.
Lo peor
Como toda carrera, estudiar kinesiología también tiene su lado oscuro.
Sebastián señala que para él lo peor de estudiar kinesiología es la poca claridad que se tiene sobre la verdadera vocación. En este punto señala que recién al tercer año de estar cursando la carrera un estudiante se da cuenta de si es realmente lo que le gusta o no, ya que los primeros años son en su mayoría ramos teóricos, mientras que desde el tercer año comienzan las prácticas y el trato con pacientes.
José Manuel y Sebastián coinciden en que vivir a expensas de un médico también es un punto en contra de la carrera. Esto se debe a que la kinesiología es una especialidad de segunda consulta, por lo que se necesita de la prescripción médica para poder ser atendido.
José Manuel también señala que la mala remuneración por el trabajo realizado es otro factor negativo de la carrera. Esto se debe básicamente al aumento de estudiantes de kinesiología en el país, cifra que en el 2015 superaba los 24 mil estudiantes. Además, Rodríguez añade que la poca información que existe sobre las funciones que realiza un kinesiólogo hacen que la labor kinesiológica no sea valorada dentro de la comunidad, haciendo aún más difícil el trabajo.
Siempre es bueno poner en la balanza los pros y contras que posee una carrera, ya que de esta forma es más fácil elegir lo que se adecua a nuestros deseos o necesidades. Lo más importante es informarse y tener claro cuál es el espectro de oportunidades que se ofrece.