Estudio pedagogía en una universidad capitalina, pero lamentablemente y por un problema de salud, este año me tuve que enfrentar a la difícil decisión o de dar exámenes libres o derechamente, congelar. Pensé mucho en los pros y contras antes de elegir lo que se adecuara más a mí, porque aunque ya había pasado por una situación similar, pensé que en la u no era como en el cole (lo era), así que me decidí por la primera opción. Me dije varias veces que no podía ser taaaaaaan complicado, total, la materia completa la iba a encontrar en Internet. Me equivoqué. Así que tuve que rogarle a mis compañeros que me prestaran sus apuntes, y luego de tenerlos, tratar un poco de descifrar lo que decían, lo cual era casi imposible porque además de la letra de doctor que tenían, no estaba segura si estaba estudiando japonés o inglés. Era la segunda, por suerte.
Como les conté, partí ahí no más con el tema de la materia y más encima, como no tenía horarios establecidos, como en el colegio o la u, me sentía más desorganizada que nunca, y un poco estresada con tanto tiempo "libre", pero finalmente logré estudiar los ocho malditos ramos que había tomado. Luego de haber ordenado el caos académico en el que estaba, terminé de repasar y me fui derechito a rendir las pruebas, o como decimos los universitarios "solemnes". Todo bien al llegar a la u, pero cuando tuve que entrar a la sala, sentí un poco de pánico, ya que había algo que todos mis compañeros sabían, y que yo desconocía por el hecho de ir sólo a rendir los exámenes libres: el criterio de evaluación del profe. En clases te vas dando cuenta si el/la profe es de los que te obliga a responder exactamente lo pasado, o si es el buena onda (♥), que no le da color porque a veces chamullamos un poco. Y el saber esto es hiper importante, porque así sabes de que manera abordar la prueba, y subiendo las probabilidades de que te puedas sacar un hermoso cuatro siete. Pero bueno, fue un obstáculo más en mi lista de obstáculos, pero que sirvió para dejarles mi primera conclusión: no es imposible aprobar, pero es mucho más difícil de lo que se cree. En el aula se aprende mucho más de lo que se piensa y de lo que se quiere pensar también, porque seamos honestos, a todos nos ha dado flojera alguna vez ir a clases, así que nos excusamos el hecho de faltar una vez a la semana las miles. Y mi segunda conclusión, es que como todo en esta vida, depende. ¿De qué depende? Del ramo. Si te va bien en lenguaje y no en matemáticas, hay una gran posibilidad de que te vaya bien en el examen de lenguaje sin haber ido a clases y sin haber estudiado tanto, por el simple hecho de ser una habilidad innata en ti. Lo mismo para los que les va bien en matemáticas, ciencias, etc. En mi caso, me fue mejor incluso que a algunos de mis compañeros que sí van a clases (já!) en mis exámenes de inglés, aunque no puedo decir lo mismo de historia (buu!).
¿Son difíciles los exámenes libres? En mi experiencia, sí, pero como ya mencioné, depende. ¿Son imposibles de pasar? No, incluso en los que no seas muy buen@, mientras te sepas organizar, sobre todo ojo con el tema del horario, ya que el tiempo se vuelve un poco tu enemigo. Pero recuerda que no hay nadie mejor que tú mismo para saber que cosas eres capaz de hacer, yo me sentí capaz de dar los exámenes y les quise mostrar lo que me ocurrió. Aunque como futura profe debería sólo recomendarles el ir a clases (#latera).