Muchas veces te crían con la idea de que tomar es malo, que es ilegal (lo que es cierto) y que deberías esperar hasta la universidad por el motivo que sea. Y aunque puede sonar razonable, también puede traer uno que otro inconveniente.
1. Tener que hacer como que sabes lo que haces.
¿Ladear el vaso al servir chela? Pero claro que lo sabía (disimuladamente ladea el vaso)
2. Y no tener idea.
Ah... ¿no se le pone hielo a la chela?... ah, es que no, algunos amigos le ponían, así lo hacíamos... (#fail)
3. No saber ni siquiera decir qué chela es tu preferida.
¿Austral? ¿Cristal? ¿Stella Artois?... mmmm sí, cualquiera está bien.
4. Porque nunca la has probado.
Así que, literalmente, CUALQUIERA está bien.
5. Pero siempre decir "igual esta es piola" de la que estés tomando.
Para que nadie cache que en verdad no tienes idea si es buena, mala o pura agua.
6. Vivir con el eterno miedo a curarte demasiado pronto por la falta de costumbre.
Porque tu pobre hígado virgen no sabe lo que es alcohol, y menos tu pobre cerebro inocente (por no mencionar las historias de terror que seguro has escuchado sobre gente que se emborracha)
7. Y ni mencionar el miedo de que descubran tu secreto.
Ahí empiezan las mentirillas, "no, es que llevo harto sin tomar"; "es que mis papa´s son estrictos" etc.
8. Porque ahí es cuando te persiguen.
A veces, literalmente, te persiguen o intentan cambiarte los vasos, o te engañan para que tomes más.
9. Ya sea para emborracharte.
Y ver hasta dónde puede llegar tu organismo.
10. O hacerte bullying.
Porque es algo de la vida, a estas alturas.
11. Al final es probable que no le veas mucha gracia al alcohol.
Porque quema, porque es fuerte, y porque en general tiene efectos no muy agradables.
12. Y lo tomes sólo en reuniones sociales.
Porque es casi maleducado no hacer un brindis con algo alcohólico.
13. Y para verte cool.
Como Leo DiCaprio... ¿o no?