¡Oh, el invierno! Esa bonita estación que es perfecta para abrigarse junto a una fogata, mano en mano del amor de tu vida, mirando la relajante lluvia caer por la ventana, bebiendo chocolate calien... bah, puras patrañas. Es frio, húmedo, triste y en general, una pesadilla.
Si eres de esas personas que no soporta el invierno y estás viviendo tu peor tormento en estos meses, quizás esta lista te anime.
1. No hay peor cosa que despertar a las 6 am, mirar por la ventana con la esperanza de que haya sol, y ver que hay nubes. Al menos es una excusa para quedarse 5 minutos más en la cama (y después levantarse de malas).
2. Lo primero que haces al llegar a la U es ir a la cafetería por ese bendito capuchino que abrigará tu mañana. Antes de eso, mejor ni que te hablen.
3. La primera vez que tienes que rescatar abrigos y bufandas de tu closet se siente como una marcha al infierno de Dante (porque… bueno, este estaba hecho de hielo). Adiós shorts y sandalias.
4. Más o menos por julio, te das cuenta de que quejarse todo el día de que hace frio no te hace sentir mejor.
5. En realidad, pasas la mayoría del tiempo hibernando. Literalmente.
6. Pasas una cantidad poco sana de tiempo imaginando que vives en Australia o California. De hecho, planeas con lujo y detalle cómo llegar ahí en un plazo de dos horas.
7. Temes estar convirtiéndote en un anciano, son recién las seis de la tarde y ya quieres estar acostado y durmiendo.
8. Las 6 peores palabras jamás dichas: Manos frías, nariz fría, pies fríos (¿y nadie para abrigarte? las películas mienten).
9. Por momentos sientes un rayo de esperanza al pensar en que por lo menos puedes verte bien con ropa de invierno, sin embargo te das cuenta que tienes tanto frio que debes ponerte más ropa encima y terminas convertido en un burrito humano.
10. Y como tienes tan buena suerte, al menos una vez te ha pasado que sales por la mañana en un día soleado, por una vez en meses feliz de estar vivo, y se nubla, se pone a llover, y por supuesto, quedas empapado. Y más encima te resfrias. Maldices a la tierra y sus ciclos orbitales.
11. Cuando finalmente te levantas el 21 de septiembre, y te das cuenta de que por fin el invierno acabó, una sola lagrima de felicidad rueda por tu rostro y corres a buscar tu traje de baño.