Todos tenemos ese amigo mateo que aunque molestemos tanto, sabemos que será un gran profesional y una excelente persona en el futuro. Es típico que en la universidad, sus buenas notas rinden frutos y empiezan a hacer clases. Estas son las 11 cosas que piensas tú como su amigo.
1. Piensas que por preocuparse de dar clases descuidará sus estudios, pero te demuestra lo contrario.
2. Por un momento crees que eres adivino: siempre supiste que iba a pasar ¡Tenía hasta la cara de profe!
3. Admiras su capacidad de ser organizado y estudioso, y parte de ti desea ser así también.
4. ¡Sobre todo cuando te enteras de que le pagan por clase!
5. Te enorgulleces de él y te alegras de que su intelecto no se desperdicie.
6. Lo molestas porque desde que hace clases, se vuelve el preferido de tus profes.
7. Incluso te las empiezas a dar de su secretario personal, le agendas citas con sus estudiantes, organizas sus clases y fotocopias sus guías como todo un profesional.
8. Aunque también, aprovechas con eso de pedirle que por favor no se olvide de ti y te pegue una ayudita de vez en cuando.
9. Incluso en un punto te preocupas un poco porque ya no tendrá tiempo para enseñarle a su grupo de amigos, lo que por supuesto te incluye a tí.
10. Le entra el síndrome del experto y se vuelve más insoportable que nunca: te reta si no prestas atención en clases, si no haces las lecturas, y hasta si te duermes en clases. Pero lo dejas porque sabes que tiene razón.
11. Y finalmente, cómo buen amigo, vas a todas sus clases. Es literalmente la única en la que participas activamente e incluso al final hasta le aplaudes. ¡Porque pucha que es seco!