Probablemente lo primero que hicimos al salir de vacaciones fue desactivar r̶o̶m̶p̶e̶r̶ nuestros amados despertadores. Dormir y no tener horario para despertar son reglas de oro en las vacaciones.
Lamentablemente ya entramos a la segunda quincena de febrero y las fechas se vienen encima: hay que entrar a clases.
Seguramente a más de alguno le ha pasado, como a mi, quedarse mirando el techo y darse vueltas en la cama durante largas horas la noche anterior del primer día de clases. ¿La solución? hay que programarse o vivir las consecuencias
Sí, como un robot. Aunque no lo crean, muchas de nuestras rutinas pueden ser condicionadas con repeticiones y constancia.
Un ser humano promedio necesita entre seis y ocho horas diarias para poder recuperarse y recargar energías para el siguiente día.
Lo primero que tenemos que hacer es fijar un objetivo. Ej: "Me tengo que despertar a las 07:00 a.m y necesito dormir ocho horas". Para saber cuantas horas necesitas dormir, lleva un registro de las horas que has dormido durante una semana sin despertador.
Teniendo claro el objetivo, planifícate para ajustar la hora en la que estas despertando actualmente y a la que quieres despertar. Ej: "Despierto a las 11:00 a.m y necesito despertar a las 07:00 a.m". No es recomendable bajar las horas de sueño drásticamente, así que programa el despertador para levantarte media hora antes, reduciendo media hora cada dos o tres días.
Para lograr un sueño de calidad hay que evitar ciertas cosas antes de dormir: Comer mucho o alimentos pesados de noche, hacer ejercicio físico íntenso, beber alcohol después de la última comida, tomar café, té o otros estimulantes, el uso de pantallas como la televisión, el celular y el computador tampoco ayudan.
Teniendo esto en cuenta, deberíamos ser capaces de modificar nuestro horario de sueño sin ningún problema y tener un primer día de clases así
y no así