Nadie dijo que estudiar fuera fácil. Pasamos doce años en la enseñanza básica y media -“Los doce juegos” como dirían Los Prisioneros- y a eso hay que sumarle lo que dura la carrera que escogimos. Si bien nos mentalizamos con que vamos a entrar a la universidad sea como sea, creo que ninguno de nosotros sabe precisamente cómo nos vamos moldeando. Luego, nos damos cuenta que la educación es importante; entonces, después del título universitario buscamos más, un magíster, un doctorado, una doble carrera… en fin. A pesar de todo, muchos salen desilusionados luego de terminar, la pregunta es: ¿por qué?
1.- La experiencia en la universidad y el espíritu de triunfador
Nos dicen que es la mejor época de nuestra vida y quizá nos formamos muchas expectativas. La mayoría entra demasiado joven como para saber bien qué es lo que quiere realmente. Terminamos a los 17/18 años e inmediatamente ingresamos y tomamos una de las decisiones más difíciles: ¿A qué me dedicaré el resto de mi vida?
Creemos que todo será magnífico. Pero cuando digo todo, es absolutamente todo: los profesores, los compañeros, los ramos. Ahí caemos en que no todos los ramos nos gustarán, en que quizá algunos profesores serán no muy agradables al igual que algunos compañeros.
Pero hay una cosa con la que te mentalizan: Serás el mejor, el exitoso. Terminarás tu carrera y tendrás trabajo de inmediato. Error. No encuentras, entras en desesperación, odias lo que estudiaste porque está saturado y a tu universidad por inculcarte ese pensamiento de triunfador.
Un estudiante de doctorado -que no se atreve a decir su nombre y escribió como anónimo en la página Quora- señala que: "Las cosas te desilusionan y son muchas. El estudio y el trabajo son distintos".
2.- No todo era tan bonito
Los graduados universitarios salen con el espíritu de triunfador. Te sacrificaste un montón todo estos años para obtener tu título, sin embargo, no encontraste trabajo de inmediato. Por fin tenemos el anhelado cartón, el que tu papá quería colgar en su oficina. Pero no te sientes del todo feliz con ello. Quizá el trabajar no era tan fácil como lo habías pensado.
Otro anónimo señala: "Si no trabajas lo suficiente, entonces no eres nada" y eso mismo nos decían cuando comenzamos a estudiar.
Sin embargo, cuando por fin encuentras el trabajo, también es otra complicación. No es lo que esperábamos, quizá no nos justa el jefe -el profesor ya no está- y el ambiente laboral es mucho más competitivo de lo que pensabas. Tus compañeros de carrete cambian y te cuesta ambientarte. Se te va el ánimo de asistir
3.- Fue solo teoría, no hubo práctica
Te sentaste por horas frente a un profesor a escucharlo hablar, tomaste todos los apuntes, pero jamás hiciste una práctica. No todas las carreras las poseen y justo la tuya no la tiene. Eres un pajarito nuevo, en un ambiente nuevo y el más joven de los que trabajan. Terminas maldiciendo la universidad -o queriendo volver-.
"Porque con el tiempo, las cosas cambian" dice Melinda W Hohler cuando cuenta su experiencia. Y al parecer, tiene razón.