Puede que nos toque madurar antes de tiempo y hayamos tenido que tomar responsabilidades familiares a temprana edad, esto si crecimos en familias disfuncionales o nuestros padres partieron antes de tiempo. Si este no es tu caso, has tenido la suerte de crecer en un ambiente bien constituido y en el que te puedes dar el lujo de tener que aceptar que tus papás paguen todos tus gustos. Puede que sea difícil el aceptar a los dieciocho años del que aún dependemos de nuestros padres económicamente, cosa bien cómoda, pero que a la vez significa seguir siendo niños, al menos a los ojos de nuestros progenitores.
Personalmente debo admitir que el haberme demorado más de la cuenta en sacar mi carrera significó abusar de ellos, esto claro sin buscar un sustento adicional o trabajo complementario (flojo, lo admito). Aquí es cuando surge el conflicto entre lo que somos o creemos ser y lo que deseamos, cuando creemos que somos adultos, pero al tiempo que necesitamos de nuestros padres para pagar todo, hecho determinante y que nos dice que tal vez no estamos tan maduros o no somos lo suficientemente autosuficientes para exigir que se nos trate de otra manera.
Lo más triste de esta situación es el tener que aceptar que aún no somos independientes y el sustento que te dan está condicionado, en otras palabras, depende de ellos y no de ti y sigue amarrado a nuestra buena conducta o rendimiento. El día a día universitario te enseña a que cada nota, cada ramo aprobado, depende de ti y de nadie más, cosa que se contrasta a seguir viviendo con tus padres, a seguir recibiendo una mesada de ellos, etc. Aunque esto bien puede significar frustración, si poseemos un alma rebelde o que aún no termina la adolescencia, puede que nos sintamos presionados o mirados en menos, pero recomendaría no desesperarse demasiado, teniendo en cuenta lo cómodo de la situación.
A tu mismo alrededor podrás notar casos más extremos, en que compañeros han tenido que dejar las fiestas y el ocio por cuidar a hijos prematuros o ayudar a sus familias, víctimas de la cesantía o las deudas. Si este no es tu caso, pues realmente poco y nada significa tu problema, sino un mero berrinche de persona inmadura, uno de miles. Por tanto apelo a que reflexiones si realmente te afecta el hecho de que tus padres aún te reten porque llegues tarde, o que te den poco dinero el fin de semana para despilfarrar, pues mal que mal lo harán porque están preocupados por ti. Ya tendrás tiempo en el futuro, cuando recibas tu propio sueldo, de hacer con tu dinero lo que quieras, pero no vengas ahora a exigir más de la cuenta.
Quédate tranquilo en la idea de, en unos años más, poder disfrutar de los frutos del estudio y trabajar en lo que te gusta, tal vez ahí puedas realmente disfrutar de lo que es tuyo y no lo que es compartido en familia.
¿Estás en la misma situación? ¿Te sientes mal porque tus padres te pagan todo y dependes de ellos? No olvides contar tu experiencia en los comentarios.