Encontrar una vocación no es fácil, sobre todo cuando el tiempo para hacerlo es tan limitado. Sin embargo, cuando sentimos que la carrera elegida es la que nos llena, no dudamos en hacer lo imposible por quedar en ella. El problema es que no siempre todo es lo que parece y en el camino, cuando ya llevamos un par de años estudiando, notamos que no nos gusta esa determinada profesión y que cada día nos sentimos más frustrados al ir a clases.
El estrés, la presión, la rutina y el sentir que estamos haciendo algo que no nos gusta terminan pasándonos la cuenta y muchas veces nos sobrepasa esa sensación de inseguridad. Esta presión se acrecienta cuando estamos a punto de finalizar la carrera, pero cada día que pasa, pareciera que odiamos más lo que estamos estudiando. Es una situación compleja, pero debes tratar de ordenar tu cabeza, para encontrar la claridad que necesitas.
La mayoría de los estudiantes hemos pasado por este tipo de crisis vocacional, pero lo importante es que determines si es un estado momentáneo, que se puede estar generando debido a la presión, el cierre de año o algún problema personal, o si se trata de un descontento permanente. Para ello, considera los siguientes factores:
Intenta recordar qué es lo que te atrajo de esta profesión: cuando tomaste la decisión de estudiar una determinada profesión, existieron factores que te ayudaron a hacerlo. Recuerda qué es lo que te motivó a optar por tal o cual carrera y piensa en tus intereses, intentando aclarar si aún tienes los mismos gustos o ambiciones, o si definitivamente debes cambiar de rubro.
Aclarar qué es lo que no te gusta de tu carrera: determina si par de ramos son los que no te gustan, si algunos profesores no te parecen adecuados, si la forma en que se plantean las materias no te hace sentido o si definitivamente no te gusta nada tu futura profesión.
Define si quieres terminar este desafío y comenzar uno nuevo: si ya estás a punto de terminar y aún sientes que puedes dar tu último esfuerzo, puede que terminar esta carrera sea una buena forma de cerrar el círculo. De ese modo, podrás darle un sentido a todos estos años de trabajo y empezar otro desafío. Pero si tienes la sensación de que no puedes más con la presión, tal vez debas priorizar tu tranquilidad y congelar la carrera.
A pesar de que las crisis vocacionales son normales, si estas se extienden por periodos demasiado largos, pueden ser una señal de alerta. Si tu carrera ya no te gusta (es más, sientes que te desagrada) lo más importante es que busques respuestas e intentes dar solución a este problema. Recuerda que la vocación que elegimos nos acompañará a lo largo de nuestra vida y por ello, es necesario que nuestra futura profesión nos haga felices y nos ayude a encontrarle sentido a nuestras acciones.