Ya se va noviembre, queda un mes para que se acabe el semestre y con ello el año.
Este 2015 ha sido un año maniático, lleno de catástrofes y eventos inesperados. Tú seguro estás terminando el semestre y quieres que se acabe pronto todo para poder dormir toda una semana como corresponde. Si es así, mira este listado de las 8 formas de terminar el año y anímate a ir por esos últimos días de esfuerzo antes de las vacaciones.
El cansado
Este eres tú cuando te levantas por la mañana y haces todo el proceso de prepararte para ir a clases a la velocidad de la luz, casi robóticamente: Levantarse a las seis o seis y media, bañarse y vestirse con lo primero que esta tirado en el piso, comer lo que sea que ves en el refrigerador o en la despensa que tenga apariencia de alimento, salir a tomar la micro en modo zombie, llegar a la U a seguir durmiendo. Las mesas de tu sala de clases nunca antes parecieron tan cómodas.
El que estudia todo el semestre en una semana
Estuvo relajado todo el año, andaba siempre preguntando ¿Qué prueba? ¿Qué entra? ¿Me soplai?. Ciertamente no iba mucho a clases y se sacaba notas rojas pero no le importaba porque los subiría en el próximo examen. Hasta que llegó diciembre, y con ello el momento en que se dio cuenta de que se estaba echando todos los ramos, entró en pánico y ahora no sabe qué hacer.
Si eres de ellos, no te preocupes, de alguna forma, con un tres coma noventa y nueve nueve nueve, aunque sea arañando el piso, sabes que cada semestre pasas igual. Solo intenta, esta vez y de una y por todas, el próximo año no repetir el proceso.
El que quiere que llegue el verano para carretear
Es recién octubre, acaban de pasar las fiestas patrias, y él ya tiene planeado el carrete en la playa que se mandará en diciembre. Si eres de estos, probablemente no te importa que el último mes de clases sea el más pesado porque sabrás que tendrás tu recompensa: La celebración de fin de semestre, la celebración de año nuevo, la celebración del verano, los carretes diarios en la playa, la despedida de las vacaciones y finalmente, la celebración del reinicio de clases.
El trabajador
Este es tu amigo que aún cree (sueña) que después del año nuevo le quedarán energías para trabajar, y más encima habla todo el día de eso. Ya está buscando pega en McDonals o cualquier local de comida rápida, o en una tienda de un mall. Te preocupas por él, pero al menos sabes que tendrá su pequeño momento de “esparcimiento” antes de volver a clases medio muerto de cansancio, ya que planea gastarse toda la plata carreteando y tú como buen amigo que eres, fiel y leal, apañador a todas, lo ayudarás en eso.
El motivado por que empiece el próximo año
Si eres uno de ellos, seguramente ya estas emocionado por los ramos del próximo semestre, los profes nuevos, las materias que vas a aprender, los cuadernos que usarás, y el hermoso estrés que te vas a agarrar el otro año, ¡Y aún ni siquiera termina este! Pero al motivado no le importa el estrés, lo más probable es que ya tenga aprobado todos los ramos con nota sobre cinco, y que sea el único de la clase que está triste porque empiezan las vacaciones y no sabe qué hará con su tiempo libre, quizás tome algún curso de verano. Definitivamente, todos los que estamos a punto de echarnos ramos, deberíamos seguir su ejemplo.
El que aparece por primera vez en el semestre
Todos tenemos un compañero que siempre es mencionado en clases como el “fantasma” porque fue el primer día en marzo y después no apareció más. Solo conocen su nombre, y lo usan cada vez que quieren culpar a alguien ante un profesor, por algo que “supuestamente” nadie hizo. Dicen las leyendas que aparecerá el último mes, consiguiéndose los cuadernos, preguntándole a todos cuando son los exámenes finales, y pidiendo muy patudamente clases express de todo lo que no aprendió por haberse ausentado en todo el semestre – y luego desaparecerá otra vez, misteriosamente.
El relajado
¿Te sacaste un dos? No importa… ¿Te estás echando tres de cinco ramos? No importa… ¿Tienes que entregar un informe en formato APA de treinta hojas con mínimo 10 referencias bibliográficas? No importa… Demás la haces. Para el relajado todo es posible, y no vale la pena estresarse. Probablemente quieres golpearlo la mitad del tiempo, y darle unos buenos tatequieto para que despierte – pero en realidad lo aceptas y lo quieres porque es tu fuente de calma en tiempos difíciles. En el fondo de tu corazón lo envidias, porque ¿Quién no quisiera vivir la vida así de relajado?
El que está chato
Todos. Tú, yo, tu profe, todo tu curso, tu mamá, Obama, tu perro, todos. Todos estamos chatos. No hace falta decir más.