No hay dudas de que las personas tienen mejor memoria para recordar las cosas malas antes que las buenas. Muchas veces tu papá se acordará del 1 que te sacaste en matemáticas hace diez años, antes que el premio que obtuviste en el concurso de artes.
Debo reconocer que no hay nada más frustrante que tus papás no valoren lo que haces: puedes ser valorado por tus pares y profesores, pero el juicio que haga tu familia siempre será uno -o el más- importante. Lo queramos admitir o no, muchas metas que nos proponemos a cumplir son para gratificarlos o llevarles la contra, pero siempre pensando en ellos.
Un amigo muy cercano me reveló que sus padres ni siquiera saben que estudia. Le pagan su matrícula año a año, compran sus materiales, pero cuando alguien pregunta sobre los estudios de su hijo, no tienen idea alguna. Si bien me confesó que cuando era más pequeño le dolía ver que sus papás ignoraban todos sus excelentes dibujos colgados a través del muro, y lo dejaban horas encerrado estudiando matemáticas sin entender nada, ahora ya ha enfriado su cariño hacia ellos.
Siendo honestos, hay veces en que da la impresión de que ciertas carreras y vocaciones son premiadas por las personas, mientras que otras pasan inadvertidas o son criticadas y poco valoradas. Pese a ello siempre es importante que manifiestes tu descontento con tus padres y les muestres que haces un gran trabajo o, al menos, lo intentas. Demuéstrales tu pesar e intenta ponerlos en tu situación.
No te quedes esperando que la carrera termine para emigrar de tu hogar y no verlos más. Aunque no lo creas, aún estás a tiempo de hacerte valer frente a ellos.