Vivir un quiebre amoroso es una experiencia bastante traumática y angustiante: nos baja la tristeza, se nos quita el apetito, nos bajoneamos, nos da insomnio, en fin, resulta muy difícil alejarse de alguien que de verdad queremos, y mientras más apegados estemos es peor… un poco parecido a la abstinencia que provoca dejar una droga, ¿no?
Al parecer ambas situaciones no están tan alejadas como podríamos creer porque, según un estudio realizado por la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Madrid, el enamoramiento conduce a comportamientos muy similares a los observados en personas drogadictas.
Esto debido a que el enamoramiento es una serie de procesos químicos que promueven la liberación de dopamina y oxitocina, hormonas asociadas al placer y al apego, que actúan en conjunto en el cerebro par generar una sensación de bienestar y, tal como lo hacen las drogas o medicamentos como analgésicos, incluso reduce el dolor físico.
Cuando sufrimos un quiebre, nuestro organismo, acostumbrado a estos altos niveles de placer, sufre una caída abrupta de la secreción de estas hormonas y, como resultado, aumenta la tristeza, la ansiedad, la obsesión e incluso el dolor, tal como sufren las personas adictas cuando dejan una droga, lo que se conoce como “síndrome de abstinencia”.
Sin embargo, la investigación arrojó que esta molesta experiencia podría durar entre tres a 18 meses como máximo, así que si estás viviendo algo así no te desesperes, tu cerebro tiene una increíble capacidad de adaptación y, como dicen, “no hay mal que dure 100 años”…
Revisa el estudio completo aquí.