Una de las cosas más placenteras de la vida es tener tu propio espacio y poder hacer lo que quieras en él. Al convertirnos en universitarios y tener que partir rumbo a una ciudad lejana, todo para luchar por ser futuros profesionales, debemos abandonar una serie de comodidades que teníamos en el hogar (y que extrañaremos cada día de nuestra existencia). El tener que acostumbrarse a vivir en una pieza y además de eso, ceder su metro cuadrado y privacidad (por motivos económicos), además de terminar compartiendo una habitación con otra persona, es una aventura que no podríamos calificar como grata. Si te ha tocado experimentar las penurias de no tener espacio ni para respirar, a continuación encontrarás 15 cosas que sólo entenderán los universitarios que han tenido que compartir pieza.
1. El desafío de hacer que quepan todas tus cosas, más las de tu compañero, en esa pieza que más parece una casa de muñecas
2. Si uno de los dos ronca, saber que será el inicio de una larga temporada de insomnio
3. La pelea diaria por ver quién agarrara primero el baño
4. Cuando recién estás conociendo a tu compañero de pieza o no tienes mucha confianza con él, la incomodidad de tener que aguantar ciertas funciones corporales por ser ruidosas y algo apestosas
5. O peor aún, cuando te toca ir al baño a hacer del 2 y sentir ese terror de que la otra persona pueda escuchar todo el repertorio de sonidos
6. El tener que resignarse a que otra persona te vea todas las mañanas en tu versión beta, con cara de sueño, sin maquillaje o sin peinar
7. O si alguno de los 2 invita a dormir a alguien, el dilema de dónde meterlo (incluso el baño parece ser una buena alternativa)
8. Cuando llegan visitas inesperadas y si con suerte caben dos personas, hacer que todos entren "a lo Tetris"
9. El no entender de qué forma un espacio tan pequeño puede llegar a estar tan desordenado
10. Pero a la vez tener la tranquilidad de que no tendrás que ordenar ese desastre solo
11. Si alguno de los 2 quiere llevar a una pareja (estable o pasajera), para una velada algo más íntima, el tener que turnarse para llevar a l@s polol@s o mandar a volar a tu compañero
12. Esa pesadilla que se da cuando tú quieres dormir, porque tuviste un día muy complicado, pero tu compañero está fresco como lechuga y ve tele a todo volumen, al menos hasta las 2 de la mañana
13. Cuando es fin de semana y no hay que levantarse temprano, la incomodidad de ser el primero en despertar y tener que mirar al techo por horas, para dejar dormir a tu compañero
14. Y cuando te peleas con tu compañero, que eso de tener tu propio metro cuadrado no sea aplicable a la práctica
15. Los días calurosos, tener esa misma sensación de cuanto te subes al metro en hora punta. La diferencia es que dura las 24 horas del día
Y tú, ¿has tenido que compartir pieza alguna vez?