Para muchos la idea de vivir con los amigos parece ser la más genial. No obstante si comenzamos a analizar la situación comprenderemos que convivir con tus compañeros de parranda quizás no sea una decisión muy productiva. Desde la limpieza hasta las visitas, ese estupendo plan de pasar todos los días compartiendo, se irá transformando en una pesadilla.
Como primer punto, si hay algo que es un desafío es mantener el orden y la limpieza. No todos tienen las mismas costumbres, así que será muy probable ver pilas de loza, manchas y mucha basura en el hogar por falta de coordinación y flojera. Quizás no seas una persona muy ordenada, pero ver la suciedad provocada por otros terminará por sacarte de quicio. Algo que empeora la situación, es cuando un familiar decide visitar tu nuevo hogar. Probablemente te veas obligado a limpiar la mugre en tiempo récord antes de que tu mamá te reproche todo el desorden.
No olvides que también existe el tema de distribución de víveres. Es difícil que tus partner (y tú) se resistan a un trozo de queso ajeno: se lo comeran sin pedir permiso, culpando a los pobres duendes. En consecuencia de lo anterior, nadie se animará a cocinar por miedo que asalten su olla, por lo que el menú se nutrirá de tallarines pegados y arroz quemado.
Otros asuntos vulnerados al vivir con amigos son el espacio personal y la intimidad. Discusiones, conversaciones, "sonidos" del inodoro... todos escucharán lo que sucede en la casa. Ni siquiera el baño te podrá refugiar: imagínate que mientras te duchas entra alguien a hacer sus necesidades. Encerrarte en el closet tampoco te funcionará para lograr estar tranquilo.
Respecto a los estudios, no todos van a la universidad: algunos trabajan y otros vagan. Considera que mientras tú estás estudiando, ellos puedan tener la mejor fiesta post-apocalíptica a unos pasos de tu pieza. Te hará falta mucha fuerza de voluntad para no caer en la tentación.
Finalmente, lo más complicado se relaciona con el hecho si tienes un hijo (o tu amigo). Los horarios y ruidos deben ser controlarse, además de establecer reglas a respetar en la presencia del pequeñín.
Así que piensa dos veces antes de ir a vivir con tus compinches. Nunca olvides que tener una casa es una enorme responsabilidad y si te mudas con alguien, debe tener un estilo de vida similar al tuyo y ser respetuoso para evitar conflictos domésticos.