Puede que antes de la universidad hayamos tomado una o dos veces, pero en la universidad sí que se aprende esto de la parranda y el alcohol. Entre fiesta y fiesta destructiva vemos finalmente lo que es realmente el carrete universitario y la cultura chupística; una suerte de bautizo de la adultez en que caemos en desgracia, para finalmente después de experimentarlo todo, comenzar nuestra vida laboral. Muchas cosas se desconocen respecto a los grados etílicos que aguanta nuestro cuerpo, qué tragos son mejores o cuáles por ningún motivo hay que cruzar. Para hablar de ello a continuación te resumo 12 cosas sobre el copete que descubrimos al entrar a la U.
1. Nunca mezclar
Como buen primerizo chapita de seguro te tomaste todos los tipos de alcohol que habían en la fiesta. Grave error, la técnica es nunca cambiar de trago.
2. Lento y seguro
El tomar rápido acelera su efecto, por lo que no te hagas el bacán dándole y dándole al trago, eso sólo te hace más inocente.
3. Cambia el contexto
Un rato aburrido puede transformarse en uno de desenfreno y locura de un rato para otro, cosa divertida, pero engañosa.
4. Entre clases pasa igual
Si las largas jornadas se hacen difíciles, una chela entre tanto y tanto no es malo, incluso sirve para concentrarte o animar una disertación.
5. Pasa la cuenta
A veces el exceso te jode las notas y te obliga a echarte el ramo.
6. Es infaltable en cada junta
No puede no haber copete en una fiesta reunión, de lo contrario todo será nivel perno estudioso.
7. Sirve de conversación
A veces, un buen diálogo acompañado de un copetín ligero puede servir hasta para hablar sobre alguna materia o resolver temas.
8. Sirve para el joteo
Tanto para hombres como para mujeres, a veces el contexto cambia cuando ambos están entre copas.
9. Te anima a bailar
En cada celebración de la carrera o fiesta el copete se transforma en un combustible corporal para soltar el esqueleto y lanzarnos a la pista de baile.
10. Desinhibe
A veces nos hace creernos más de la cuenta y potencia nuestro ego, obligándonos a hacer cosas que jamás haríamos cuerdos.
11. Es más común que el estudio
Tanto se habló que vendríamos a la universidad a estudiar y en cambio lo único que hacemos es carretear.
12. No era para tanto
Malo que nos asustaban que el tomar traía pésimas consecuencias y que era peligroso, cuando no es más que algo para divertirse y recrearse entre el estudio.