Las agrupaciones son parte de la vida y presentan bastante utilidad cuando se trata de reunir a personas con características e intereses similares, en torno a un objetivo en común. Es por ello que surgen los colegios para profesionales, que reúnen a aquellas personas que se titularon de la misma carrera para compartir opiniones, adherirse a ciertos beneficios y generar debates de importancia relacionadas al rubro y sus condiciones actuales. Por lo anterior, ingenieros, médicos, profesores, periodistas y sicólogos, entre otros, tienen su propio colegio, que les permite estar en contacto entre sí y plantear temas en agenda que son de interés.
Sin embargo, el colegiarse no es una obligación y es por ello que surge la duda de si realmente vale la pena o no asociarse a este tipo de instituciones, por lo cual cada usuario dependiendo de los intereses que tenga, hacia dónde quiera llevar su carrera y si los beneficios que otorga el ser parte de este son realmente atractivos para él o ella, determinará si quiere formar parte de dicha asociación. Tampoco es una exigencia laboral el estar colegiado y a la hora de postular a un trabajo, difícilmente te preguntarán si lo estás (al menos a mí nunca me lo han preguntando en las entrevistas laborales en las cuales se requiere a un periodista). Pero en los inicios del Colegio de Periodistas, hace más de 50 años, no era una alternativa el decirle que no a esta agrupación ya que no sólo era un ente que buscaba juntar a todos los periodistas de Chile, sino que además tenía un rol mucho más activo sobre la labor de cada uno de sus miembros, ya que supervisaba el correcto ejercicio de la actividad.
Pero
Sin embargo, a mi jucio, el estar colegiado no solamente debería darte la oportunidad de participar de debates, hacer valer la libertad de expresión y darte la posibilidad de entregar tu opinión respecto a temas de relevancia, sino que también debiera ser una entidad que asegurara el trato digno hacia los profesionales de su rubro, asegurara mejores condiciones laborales y también una remuneración acorde a los años de estudio, lo cual siento que en el caso de mi profesión no pasa.
En mi caso, he preferido mantenerme al margen del colegio de mi profesión ya que además de tener que pagar una cuota por formar parte de él, siento que no existen beneficios reales en las materias que son realmente de mi interés y que tienen que ver con la mejora concreta de las condiciones laborales para mi rubro, como por ejemplo que terminen erradicándose de una vez por todas esos anuncios en donde a un profesional se le exigen ciertos años de experiencia y se le ofrece un sueldo menor o igual al mínimo establecido, los cuales terminan por romper varios de nuestros sueños e ideales y nos hacen cuestionar si realmente el camino recorrido, lleno de esfuerzo, créditos, sacrificio y también de grandes sumas de dinero que se debieron invertir para pagar una carrera, realmente valen la pena. Además este tipo de organizaciones, nos guste o no, por lo general terminan guiadas o al menos influenciadas por algún tipo de interés o doctrina política y no es de mi interés mezclar mi vocación con ese tipo de cosas.
Lo anterior no quiere decir que no sienta que los colegios de profesionales no sean importantes, creo que son necesarios para mantener a sus miembros en contacto, organizados y listos para actuar ante las injusticias, pero en algunos casos deberían tener un rol más activo sobre las reales preocupaciones de quienes ejercen esa ocupación. Creo que el colegiarse o no depende de los intereses de cada uno, de saber si lo que ofrece esa organización se relaciona totalmente con tus intereses e ideales y además si los beneficios que ofrece este tipo de asociaciones son realmente atractivos para cada persona.
Pero es bastante positivo que los colegios de profesionales estén facultados para supervisar la ética y los principios bajo los que se debe regir cada profesión, ya que aunque tendría que ser parte del "deber ser" de cada médico, ingeniero, periodista, abogado, arquitecto o cualquier profesional el apegarse a los valores que su carrera representa, lamentablemente está lleno de personas inescrupulosas que terminan por dar mal nombre a todo el rubro profesional al que pertenecen.