El top 7 de las partes de un trabajo que nadie quiere hacer

Por más antisociales o individualistas que seamos, a todos nos toca alguna vez hacer un trabajo grupal en la U. Esto puede ser una buena experiencia si tienes cumpas con los que trabajas bien, o el peor suplicio del mundo si debes cargar con pesos muertos que no aportan en nada, o caes bajo la dictadura de un sabelotodo. Luego de los compañeros, la siguiente complicación de un trabajo grupal es la repartija, ya que siempre hay partes que nadie quiere hacer y que terminan tirándoselas al pobre incauto que faltó o al mártir que no sabe decir que no. A continuación va un top 7 de las partes del trabajo a las que todos les hacen el quite:

7. Juntarse a hacer el trabajo.
Si bien no es una parte del trabajo en sí, es típico que recién se esté pensando en la organización y ya hay gente que tiene ocupado el día de la junta con un ramo electivo, una hora al dentista, o el cumpleaños de la abuelita. Además, no falta el que directamente dice que le da paja juntarse y que le envíen lo que tiene que hacer por mail, para después desaparecer hasta el mismo día de la entrega.

6. Ir a pedir los libros a la biblioteca.
Para esto hay muchas explicaciones posibles: tenemos entregas atrasadas y estamos en la lista negra de la bibliotecaria, hay que subir muchas escaleras, el libro solo está en una facultad que queda a la chuuu, o somos vírgenes de la biblioteca y no tenemos ni callampa idea de cómo llenar la ficha para pedir libros.

5. Los cálculos.
En cualquier carrera alejada de las facultades de ingeniería y ciencias exactas, nadie quiere mojarse el potito con los números. Ya sea que haya que calcular simples porcentajes para hacer un gráfico de torta o realizar pruebas estadísticas con ayuda de un software, todos se hacen los malos para las matemáticas, los analfabetos digitales (a pesar de estar metidos en el smartphone todo el día), o los que afirman tener una discalculia crónica que les impide realizar operaciones numéricas.

4. La bibliografía y citas.
No es algo que requiera de un gran coeficiente intelectual, pero hay que reconocer que es fome tener que llevar un registro de las referencias consultadas y ponerlas ordenadamente al final del trabajo. Peor aún si el profe es fijón y pide hacerlo con un formato tipo APA o MLA, donde para colmo hay que revisar algún manual y asegurarse de que todo esté de acuerdo a las normas.

3. Armar y revisar el trabajo.
A menos que en tu grupo exista un mateo confiable y dispuesto a ser quien revise el contenido y coherencia estilística del trabajo, nadie quiere tener que leer lo que hicieron los demás y hacerse responsable si encuentra algo malo. Lo más probable es que cada uno haga su parte y se olvide, y que sea lo que el destino quiera.

2. El marco teórico.
Si el trabajo requiere definir alguna propuesta teórica, usar conceptos de autores reputados o exponer el estado del conocimiento de una materia en particular, eso implica que hay que leer mucho, y pensar, y redactar algo que tenga sentido y esté bien fundamentado... ¡¿Quién en su sano juicio querría hacer eso?!

1. La portada.
Aunque es posiblemente lo más fácil del mundo, por alguna misteriosa razón todos se corren a la hora de hacer la portada. Ya sea por la paja de inventarle un título al informe, buscar el logo de la U para el membrete, estar en el dilema de si escribir o no el nombre del compañero que no hizo nada, o por tener que hacerla a escasos segundos de la hora de entrega... El asunto es que la Portada ocupa el puesto número uno en este ranking.

Mención honrosa: Ser el que entrega o expone; nadie quiere ser la cara visible del trabajo, especialmente si el profe es cabrón o el trabajo fue hecho al peo.

La vida estudiantil nos prepara para el real world a través de pruebas y obstáculos tan terribles como los trabajos en grupo, donde los conflictos internos y malas notas pueden ser motivo de ruptura hasta para los pololos más acaramelados, que terminan haciéndose la ley del hielo hasta el fin de los tiempos. Por eso, a veces no queda de otra que ponerle el pecho a las balas, aceptar lo que venga y aplicarle al modo turbo...

¿Y tú, a qué parte del trabajo sueles hacerle el quite?