A fines de los 80 y durante todos los 90, la tele era el medio favorito de los niños. Había monitos animados en la mañana y en la tarde, programas infantiles, y algunas veces, en los findes o vacaciones, podíamos incluso quedarnos viendo la película de la noche, o ir a arrendar su buen VHS al videoclub del barrio. Hasta ahí todo bien, pero había películas que nuestros viejos no nos dejaban ver ni por si acaso, porque tenían "muchos chunchules", había "piluchos" o eran "satánicas", en un vano intento de proteger nuestra inocente mente infantil de aquellas terribles amenazas a la moral y las buenas costumbres. A continuación va una lista de 10 "películas prohibidas" para niños chicos según algunos padres de antaño:
1. El Exorcista:
Cuenta la historia de Regan MacNeil, una niña poseída por el demonio Pazuzu, que es sometida a un exorcismo por el Padre Karras. Le tenemos niña poseída, curita dudando de su fe, lenguaje obsceno y el guajardazo extreme... O sea, no tenía por donde pasar el filtro parental.
2. Depredador:
Durante una misión en la jungla centroamericana, un equipo de comandos es atacado por un cazador de otro planeta: El Depredador. Aparte de que aparecía un "mono feo" ("one ugly motherf*cker"), abundaba en violencia, con cabezas volando y desollamientos dignos de un Fatality de Mortal Kombat.
3. La laguna azul:
Tras un naufragio y al haber quedado solos, un niño y una niña crecen tranquilamente en una isla tropical, hasta que eventualmente les llega la pubertad y empiezan a sentir "cositas" el uno por el otro. ¿Pechugas creciendo, menstruación, fapfapfap, sexo...? ¡Ni ca... podíamos verla! (en todo caso es terrible 'e mala, pero igual).
4. It, el payaso asesino:
Siete niños se enfrentan a una forma de vida interdimensional que adopta —principalmente— la forma de un sádico payaso asesino llamado Pennywise. Prohibiéndote esta película tus viejos buscaban ahorrarte una coulrofobia, y que te fueras a colar a su cama en la noche de puro miedo.
5. Trainspotting:
Un joven inconforme se sumerge en el mundo de la heroína en Edimburgo, y su vida gira en torno a drogarse y conseguir dinero para... drogarse nuevamente. ¡Válgame el cielo, qué terrible ejemplo para la juventúh!
666. La Profecía:
Una serie de muertes extrañas ocurren alrededor de una pareja de diplomáticos, y todo señala que su pequeño hijo Damien es el mismísimo anticristo. Lo más probable es que a tus viejos igual les diera yuyu que fueras un pequeño Damien en potencia, así que mejor no se arriesgaban a darte ideas.
7. Holocausto Caníbal:
Un grupo de documentalistas va a filmar a indígenas del Amazonas, pero tras una serie de "sucesos" desaparecen, y el equipo que va a rescatarlos solo encuentra las cintas de lo que alcanzaron a grabar antes de convertirse en asado de tira. Esta película fue tan impactante en su época, que el director tuvo que demostrar ante un tribunal que las muertes y violencia que mostraba habían sido ficticias; cero posibilidad de que el tribunal compuesto por mami y papi te dejara verla antes de ir a dormir.
8. Bajos Instintos:
Un agente está a cargo de vigilar a una enigmática y sensual novelista que es la principal sospechosa del asesinato de su novio, pero poco a poco nuestro detective sucumbirá a la seducción y el deseorsrs. Esta era de las películas más baneadas por los viejos, porque las tenía casi todas: drogas, violencia, diversidad sexual, asesinatos y sexo sexoso.
9. Terminator:
Un cyborg viaja desde el futuro para asesinar a Sarah Connor, cuyo futuro hijo será el "elegido" que se enfrentará a la dictadura de Skynet. Otra película con trama asusta-críos y carnicería a raudales, no apta para pequeñas mentes propensas a confundir la fantasía con la realidad.
10. Caluga o Menta (también Sussi, Palomita Blanca... o prácticamente cualquier película chilena):
Niki, un desesperanzado joven de un barrio marginal, se mete en el mundo de la droga y otros actos delictivos, y en el camino conocerá a su amor, la "loca Manuela" (no, no tiene nada que ver con "Manuela Palma"). Violencia, desnudos, temas sociales y, por sobre todas las cosas, "palabrotas"; demasiada realidad para los inocentes niños, así que apenas terminaba el informe del tiempo puede que te haya tocado escuchar un "¡A dormirse, miéchica!"