No logro entender cómo hay gente que conserva el mismo pase por más de un año. Yo pierdo al menos un pase al año y la lata de ir a sacarlo es enorme, imagínate: hacer interminables filas para sacarse una foto en la que sabes que vas a salir mal y tener que esperar como mínimo un mes para tener de vuelta ese preciado pedazo de plástico es algo a lo que nos hemos acostumbrado los que perdemos siempre la TNE. ¿Te ha pasado alguna de estas?
1. Ese frío que te recorre la espalda cuando no encuentras el pase
Es parecido a cuando escuchas un ruido extraño en tu casa cuando no hay nadie más que tú. En ese momento en que revisas tu billetera y no encuentras el pase, y tampoco está en tus bolsillos, mochila, en el fondo sabes que tu TNE pasó a mejor vida.
2. No hay un momento más triste que ese
Te dan ganas de llorar, matar a todo el mundo, gritar al viento “¡¡¡POR QUÉ A MIIII!!!”, pero hay que sobreponerse a estos momentos difíciles de la vida. Después de todo, esos duros momentos son los que nos hacen aprender… ¿o no?
3. En la oficina de la TNE ya te conocen
Porque pasaron a ser como amigos después de que has ido tantas veces. Si te preguntan “¿de nuevo por acá?” significa que pasaste a otro nivel.
4. El bolsillo duele
Nuestras constantes pérdidas repercuten en la economía del hogar, porque ¿se han fijado lo caro que está el pasaje de adulto? Bueno, nosotros, los que perdemos el pase siempre, lo sabemos muy bien.
5. Miremos el lado positivo de la vida: tenemos más opciones de salir bien en la foto
Si esta maldición que cargamos puede tener algo bueno, es que, como tenemos que sacar el pase más de una vez al año tenemos más posibilidades de salir bellos en esa foto en la que TODOS salimos mal. ¡Hasta podemos actualizar nuestro look!
6. La reconstrucción de escena es fundamental
Cuando perdemos la TNE comenzamos un operativo digno de la PDI, volvemos a los lugares en que estuvimos, entrevistamos a testigos y reconstruimos mentalmente la escena hasta que logramos dar con ese (maldito) momento en que, sabemos, pusimos el pase en cualquier parte.
7. ¿Dónde estarás querido pase?
¿Quién no se ha puesto a fantasear con el paradero de esa TNE perdida? ¿Dónde andarás? ¿En qué lugar? Quizá ya salió de la ciudad o quizá la tiene tu vecino. Nunca lo sabrás, porque hay que tener muuuuuuuuucha suerte para que alguien te devuelva esa tarjetita extraviada.
8. Hay alguien usando tu pase
Cuando te das cuenta de eso le deseas la muerte a esa persona imaginaria, porque obvio, tiene TU pase y tú tienes que estar pagando pasaje de adulto. Este mundo no es justo con nosotros.
9. Hay gente que nunca en su vida ha dejado una “constancia” en Carabineros
Nosotros sabemos el procedimiento exacto, conocemos a los oficiales de turno y sabemos en qué horario ir a la comisaría para que el trámite sea más expedito. Pura experiencia.
10. Somos expertos en pedir pases ajenos
En Santiago es más fácil porque nadie te ve la foto, pero cuando uno vive en regiones, es toda una técnica para que el chofer de la micro no vea que el de la foto no eres tú, de hecho ni siquiera es de tu mismo sexo.
11. Nada sirve contra despistados como nosotros
No importa lo que hagamos, ya no nos sirve preocuparse de guardar el pase en X lugar siempre y ni siquiera amarrarlo con cadenas a la billetera. Sabemos que lo vamos a perder igual.
12. ¿Por qué no perdemos las otras tarjetas?
Es una de las preguntas que la comunidad científica no ha sabido responder hasta el momento. Podemos perder el pase un millón de veces pero nunca perdemos el carnet, la tarjeta de la universidad o la del descuento del cine…por suerte.
13. Definitivamente hay una maldición sobre nosotros
No hay otra explicación. Este mundo se divide en dos tipos de personas: las que nunca pierden el pase y las que lo pierden siempre. Obvio que esto es una conspiración contra nosotros porque no hay forma de explicar tanta TNE que pasa por nuestras manos.
14. Pero no hay nada más tonto que sacar un pase nuevo y, luego de meses, encontrar el extraviado en algún rincón olvidado de la casa en que nunca buscamos. Cuando eso pasa, la vida, el mundo, la existencia misma pierde todo sentido posible.
Imagen CC vía Cinzing.