El "flechazo" no distingue edades, contextos, colores, sexos, dinero, nada: llega de repente y te deja un torbellino de emociones del cual tienes que hacerte cargo. Así le pasa a algunos alumnos y profesores, que sienten una atracción inevitable por el otro -la cual, muchas veces intenta evitar- y que los lleva a estar juntos finalmente.
Lamentablemente, este tipo de relaciones no es muy bien vista por la sociedad. Además ser difícil para al docente evaluar a su "amorcito" con objetividad y sin involucrar sentimientos terceros. Te dejamos un listado de lo bueno, malo y feo de pololear o tener onda con un profesor, que tienes que considerar antes de "lanzarte a la piscina" y comenzar a coquetearlo.
Lo bueno
Probablemente es casi una fantasía mutua el tener una relación profesor-alumno. Ambos se otorgan algo que le falta al otro: juventud, por un lado, y experiencia por el otro. Además de ello, puedes sacar beneficios académicos -y no me refiero a que te pongan mejores notas que a los demás- sino que tienes un profesor "particular" que atenderá todas tus dudas.
La complicidad y el secreto, son dos elementos que dan vida a la relaciones. Ese conocimiento mutuo sobre su relación, resultará un factor excitante y los mantendrá soñando todo el día con el esperado momento de estar solos. Lo anterior, contribuye positivamente a la vida sexual y personal-emocional de la pareja.
Lo malo
Nadie puede enterarse puesto que, como dije anteriormente, la relación normalmente es secreto porque puede traerles compromisos a ambos: especialmente al docente. Si sus superiores se enteran que tiene una relación con un alumno, lo más probable es que pierda el trabajo.
Lo feo
Cuando comienzas a hacer uso de trampas y facultades "truchas" para pasar el ramo con ayuda de tu pololo-profesor, estás rebajando el perfil de ambos como profesional y futuro profesional.
Otro punto -bien feo, a todo esto- es cuando el docente es casado y tu te conviertes en su amante. Aparte de destruir su carrera, van a terminar acabando con su familia y destrozando la vida de ambos.
Imagen CC Guian Bolisay