No estás embarazada (o no embarazaste a nadie), ni nadie te obliga a casarte: pero quieres vivir con tu pareja. Mientras estamos estudiando en la universidad, comienza a picarnos el "bichito" de la independencia. Algunos se mudan a estudiar a otras ciudades, otros comienzan a trabajar y otra parte decide aprovechar el momento para dar un nuevo paso en su relación.
Vivir con tu pareja, significa conocer otros aspectos que desconocías de ella. Pese a que lleves algunos años pololeando o que hayas convivido en su casa un tiempo, cuando tomas esta decisión, no sólo debes prepararte para conocer y enfrentar otra parte de tu enamorad@, sino que además ambos se predisponen a apechugar con las cuentas, los espacios, los tiempos y la privacidad del otro.
Casi como jugar a ser "adultos" (aunque legalmente a los 18 ya lo seas), te adjudicas de golpe más responsabilidades de las que ya tenías. Pese a lo anterior, somos jóvenes y estamos en una edad en la que aún podemos probar y equivocarnos (o acertar, ¡yuju!) respecto de nuestras decisiones.
¿Cómo saber cuándo es momento de ir a vivir con tú pareja?, lo primero que debes analizar es el por qué lo estás haciendo. No recomendaría a alguien vivir con su pareja porque quiere ver lo que hace todo el día y controlarlo (por celos), ni alguien que en realidad sólo busca salir de casa de sus padres para encontrar espacio (primero que viva solo un tiempo), ni si quiera se los recomendaría a quienes -por "casualidad" de la vida- tienen un hijo y se ven presionados. Para vivir juntos se necesitan de otras razones y recursos.
En primer lugar, piensa en lo económico, ¿tienen el dinero/trabajo para mantener una casa?, tomando en cuenta todos los gastos que una pequeña familia de dos personas pueda hacer. Aunque parezca frío, este punto es muy importante, puesto que es el aspecto monetario el que desencadena las peleas de muchas parejas. Pregúntale a tus papás.
Como segundo punto, mírate a ti mismo: ¿cómo te desenvuelves en la convivencia?. Lo anterior lo puedes evaluar por el tiempo que llevas viviendo con tus padres. Fíjate en tu "genio" y tus manías, si eres muy desordenado o tienes un carácter muy difícil y sabes que eso no le gusta a tu pareja (por ejemplo), intenta resolverlo antes de ir a vivir juntos, no viviendo juntos.
Y, como tercer punto y el más importante, cuestiónate -mil veces si es necesario- sobre que sientes por tu pareja. Si realmente lo/la amas, y no estás en esas relaciones tortuosas de amor/odio, ya tienes el paso más relevante adelantado. También pregúntale sobre lo que siente y opina: asegúrate que sea una decisión mutua y nunca hagas presión a tu pareja sobre el tema: si no quiere y lo/la obligas, te terminará diciendo que sí y será un fracaso.
Si no quiere vivir contigo al tiro, tampoco significa que no te ame ni menos. Recuerda que es un paso muy importante y se necesita de una preparación completa para hacerse cargo de la decisión. ¡No te compliques!.
Por otra parte, los conflictos siempre estarán, tenlo claro, son muy extrañas las relaciones que no los tienen, la diferencia varía en como te desenvuelves frente a ello. Mientras en tu relación reine el amor -obvio-, la comprensión, el respeto del espacio, la comunicación y bueno... todo funcione bien en "ese" aspecto, no les será tan difícil lograr un hogar armonioso.
Ahora ya lo sabes, ¡anda y pídele que viva contigo!.
Imagen CC Dave See