Cuando pensamos en las consecuencias de egresar de una institución de educación superior desprestigiada, lo más seguro es que se nos venga a la cabeza la Universidad del Mar. De ahí que quienes obtuvieron sus títulos en dicho plantel -cerrado luego de que se conocieran las irregularidades en su proceso de acreditación- deban enfrentar a diario el que cuestionen sus habilidades, conocimientos y preparación.
Por otra parte y en la vereda contraria, se encuentran los egresados de universidades que cuentan con gran prestigio, sobre todo en áreas específicas. Si de ingeniería se trata, un buen ejemplo es la Universidad Técnica Federico Santa María, cuyos ex alumnos cuentan con la ventaja de haber cursado sus estudios en un plantel tradicional de gran trayectoria, y que por sobre todo se destaca en el área de las ciencias y la tecnología.
Las principales dificultades con las que se enfrenta el egresado de una universidad desprestigiada, son entre otras la estigmatización y discriminación generalizada por parte de sus pares, burlas que tienden a ridiculizar sus estudios y formación, el que se cuestionen sus conocimientos -pues a su vez existe la duda sobre quienes impartieron los mismos- , la ausencia de seguridad y confianza frente al empleador y la resignación frente a cualquier propuesta salarial.
A mi juicio y pese a lo anterior, no todo está perdido. En el actual escenario educacional, existe la posibilidad de seguirse especializando en esa área y obtener un postgrado de una institución prestigiosa, lo que te permitirá de alguna manera, paliar con el mal rato de egresar de una universidad a la que nadie respeta y en la que nadie confía.
Imagen @gabi_zimmer