Coco Legrand, es un claro ejemplo de alguien que estudió algo y se dedicó a otra cosa completamente distinta. El humorista y fanático de las Harley-Davidson desde chiquitito quería estudiar teatro, pero si decía eso en su casa lo miraban feo, aunque nunca se lo negaron tampoco. En vez de eso, le aconsejaron estudiar otra cosa, “el talento nunca duerme” le decía su madre.
Terminó estudiando Diseño en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, y luego se especializó en matricería en Mississippi, Estados Unidos, que es una especialidad de la mecánica industrial que se ocupa de diseñar y construir herramientas para la fabricación de productos en serie. A pesar de no haber ejercido mucho tiempo en este ámbito, comenta que le ha servido toda su vida, para diseñar sus escenografías, su casa, motos, y más.
Además, el Coco confiesa que también quiso ser sacerdote, marino y carabinero. “Cuando uno es niño es soñador y quiere ser muchas cosas”, cuenta en una entrevista.
Finalmente, contra todo pronóstico, terminó dedicándose al humor, aunque su inicio en este mundo fue casi de accidente. Cuando estaba en el colegio, un amigo suyo que estaba haciendo campaña para presidente del Centro de Estudiantes de su liceo le pidió remplazar a un humorista que nunca llegó. El Coco cuenta que literalmente lo empujó al escenario y lo único que atinó a decir fue “qué hago hueón”.
Su fuerte es el humor sociológico, espacio donde ha tenido una exitosa carrera por más de 30 años, incluso siendo reconocido en varios países de América Latina, y subiendo en siete oportunidades al escenario más importante de Chile, el Festival de Viña del Mar.
Actualmente es empresario y tiene su propio teatro llamado Circus OK, en la comuna de Las Condes.
Imagen CC Patricio Casassus