Ser universitario tiene sus cosas buenas y también otras malas. Puedes conocer gente nueva, irte en la volada y carretear 24/7, vitrinear minitos o minitas y de paso, estudiar. Sin embargo, no todo es diversión y hay cosas que simplemente no soportamos; como levantarnos temprano, recorrer dos horas en transporte público, repasar las materias o las famosas ventanas entre ramos. Y es que no hay nada más latero que esperar una eternidad de horas para entrar a clases, sin saber qué hacer con el tiempo muerto y muchas veces la clase dura mucho menos que la famosa "ventana".
Cuando estamos frente a una de ellas, debemos buscar maneras ingeniosas de sobrevivir a todas esas horas de ocio (o simplemente sucumbir a la tentación e irte a tu casa) ¿Te ha tocado hacer hora entre un ramo y otro? a continuación 18 cosas que sólo entenderán los que tienen ventanas muy largas entre una clase y otra.
1. Aunque te levantaste muy temprano el día de la toma de ramos para evitar esas famosas ventanas, no hubo caso que pudieras organizarte el horario ideal y sin tiempo muerto en tu horario
2. Al principio (y puede que durante todo el semestre), estás ultra frustrado porque debes esperar 3 horas para tener solamente un módulo de clases
3. También experimentas esa enorme tentación que debes vencer cada vez que hay una ventana extensa, ya que las ganas de irse "pa la jaus" o a carretear son grandes
4. Para matar el tiempo, te vas a la sala de computadores a dar jugo y ver sitios de ocio (mientras otros estudiantes necesitan un PC para hacer sus trabajos)
5. Lo peor es cuando esa ventana es en la tarde, sobre todo cuando es invierno, porque mientras asientes con la cabeza a lo que dice el profesor, por dentro sueñas con tu cama calentita
6. En el fondo de tu corazón, ruegas porque lleguen de secretaría a avisar que justo ese día no tendrás la clase que viene después de la ventana
7. O si la profe se demora 10 minutos te ilusionas, firmas ese papel para retirarse por no asistencia del docente y sales corriendo, pero justo llega la señora
8. Aunque esas horas podrías usarlas en estudiar, haces cualquier otra cosa inútil menos echarle una miradita a tus cuadernos
9. Sabes que si no vas a esa clase, aunque venga después de esa latera ventana, te puedes echar el ramo. Pero no falta el compañero "cara de rax" que solamente aparece cuando hay trabajo, prueba o examen final
10. También está el vivaracho que se queda solamente a decir presente, pero cuando nadie cacha, se arranca de la clase
11. Estuviste on fire dando jugo durante la ventana, pero entras a la clase y ganarle la batalla al tuto es misión imposible
12. Si eres más fashionista, un panorama es irse al mall a comprar pilchas y llegar a clases atrasada y con bolsas de tiendas comerciales en la mano
13. Esos días de la ventana eterna, tú y tus compañeros se aseguran con el taca taca para organizar una ronda de partidos, mientras esperan el próximo ramo
14. O jugarse un "the real" partido en la cancha y que se te pase el tiempo volando. Llegar a la sala ultra cansado y también sopeado
15. Si vives cerca, según tú irás a tu casa a comer algo para después volver a la U. Pero tu camita está tan cómoda y blanda, que eso de volver a la U es solo una utopía
16. O ir a la casa de ese compañero que vive a una cuadra de la U a almorzar, pero terminar durmiendo o armando un carrete, en vez de asistir a la clase después de la ventana
17. Cuando tus partners no fueron el día de la ventana larga, no sabes en dónde meterte e incluso piensas en medidas extremas como ir a esconderte a la biblioteca
18. La alternativa más entrete (pero menos recomendable) es ir a tomarse "una cosa poca" a la hora de la ventana. Pero sabes que eres como pastito seco y sí o sí llegarás a clases arriba de la pelota
¿Qué otra situación agregarías?
Imagen CC eltpics