Seguramente en más de alguna ocasión escuchaste hablar de las "universidades Ivy", sin saber bien de qué se trata este concepto. Utilizado con frecuencia en la cultura pop americana, dicho término hace alusión a las universidades pertenecientes a la Liga Ivy, una conferencia deportiva de la Asociación Nacional Atlética Colegial, responsable de la mayoría de los programas universitarios de Estados Unidos. Sin embargo, la idea se usa generalmente como referencia para describir a un conjunto de universidades de élite, altamente prestigiosas y poderosas.
Está compuesta por ocho universidades privadas del noreste de Estados Unidos: Universidad Brown (Rhode Island), Universidad de Columbia (Nueva York), Universidad Cornell (Nueva York), Dartmouth College (Nuevo Hampshire), Universidad Harvard (Massachusetts), Universidad de Pensilvania (Pensilvania), Universidad Yale (Connecticut) y Universidad de Princeton (Nueva Jersey). A ellas también se les conoce como "Las ocho antiguas", ya que todas fueron fundadas en el siglo XVIII, excepto Harvard (1636) y Cornell (1865).
Se destacan por encontrarse entre las mejores universidades del mundo según los rankings académicos. Además, varias de ellas tienen las dotaciones económicas más grandes del mundo (Harvard tiene la mayor mundialmente). También se caracterizan por su elitismo social, siendo consideradas universidades de clase alta blanca. Aún así, estas universidades reciben cada vez a más estudiantes de clase media y étnicamente más diversos. Por otro lado, 397 ganadores del Premio Nobel egresaron de una de estas universidades.
Aunque el término se usaba para referirse a los equipos de fútbol de estas universidades desde la década de 1930, se utiliza oficialmente desde 1954, año en que se realizó una conferencia de deporte en la costa este de EE.UU. La División I de la Asociación Nacional Atlética Colegial utilizó el término para referirse a las universidades con procesos de admisión altamente selectivos, relacionados a la alta excelencia académica y a la élite social. Su nombre se lo debe a la hiedra (en inglés: "ivy"), ya que esta planta cubre las paredes de las universidades de la liga y se siembra alrededor de los campus.
Sin embargo, el sistema no es igual que en Chile y el puntaje no es lo único necesario para entrar. Los estudiantes que tengan el puntaje necesario también deben tener un GPA (promedio de notas de la secundaria) excelente, ojalá un perfecto 4,0. Si tienen promedios menores (de igual forma más altos que el promedio), deben demostrar logros destacables en otras áreas y actividades extracurriculares. Además, se estudia la elegibilidad de cada postulante, no es un proceso que tome en consideración los números únicamente: se le llama una admisión "holística", ya que toma en cuenta muchos factores para descubrir el verdadero talento y potencial. Uno de los encargados de admisión de Harvard le dijo al New York Times que elige a los postulantes de acuerdo a su "imaginación intelectual, caracter fuerte y habilidad para ejercer el buen juicio". También se considera el trabajo voluntario, los talentos artísticos y la experiencia en liderazgo, para encontrar individuos bien formados e integrales.
De excelencia, altamente prestigiosas, antiguas, exclusivas y elitistas, así se podría caracterizar rápidamente a las universidades Ivy. Por algo, cinco de estas instituciones se ubican en el top 6 de las universidades a las que asisten las personas más ricas del mundo. Sí, son tan caras que muchos estudiantes llegan incluso a vender partes de su cuerpo para financiar sus estudios (al igual que en muchas otras universidades gringas): en el diario mural de la Universidad de Cornell, por ejemplo, hay avisos para comprar óvulos.
Imagen CC Filipe Fortes