Todos los que hayan fumado marihuana más de alguna vez, saben de esa extraña sensación de hambre que viene incluso habiendo comido hace sólo un rato.
Un reciente estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores de Australia, Estados y Alemania, reveló que una de las razones científicas por las que la marihuana produce ganas de comer, involucra a las mismas neuronas que habitualmente se encargan de proporcionar saciedad: las proopiomelanocortinas (POMC).
Según consigna el sitio CienciaExplora, los autores cuentan que observaron que "en respuesta a la activación del receptor cannabinoide, las neuronas POMC se activaban, y se liberaban tanto anorexígenos (supresores del apetito) como orexigénicos (estimuladores)".
En palabras simples, las neuronas POMC aumentan su actividad cuando entran en contacto con los cannabinoides, es decir, las "células que reducen el apetito se activan de manera diferente al entrar en contacto con el receptor cannabinoide CB1R", por lo que "la activación de las neuronas dirigidas por el receptor hace que liberen sustancias químicas diferentes a las que normalmente se segregan cuando promueven la saciedad".
Si bien ya estaba claro que las neuronas POMC eran las responsables de calmar la sensación de hambre, lo que se pensaba hasta entonces era que el apetito aumentaba cuando su actividad disminuía.
Hace un año, los investigadores publicaron en un artículo de la revista Nature Neuroscience, que otra de la razones del hambre se debía a que el THC influía en una parte del cerebro vinculada con el olfato, por lo que al fumar, nos volvemos más sensibles al olor de la comida y aumenta el apetito.