Imaginemos esta situación: nos ponemos de acuerdo para realizar aquél trabajo cacho de la U, y quedamos con nuestro querido compañero poco tecnológico, de juntarnos mañana a las 17 hrs en la biblioteca de la U. Se acerca la hora acordada y nos surge un problema, no podemos asistir a la ya pactada reunión y como siempre no tenemos ningún peso para dar aviso. Ante una complicada situación cómo la anterior, ¿qué podemos hacer? SIMPLE! Un mensaje en Facebook, y para reafirmarlo, otro en WhatsApp. Nos quedamos tranquilos y sencillamente no nos juntamos con aquel personaje poco tecnológico. Pero no todo es color de rosa, ya que horas más tarde nos enteraremos qué jamás leyó ningún mensaje, ni mucho menos nos aparecieron los doble ticks azul de WhatsApp, por lo tanto nuestro querido compañero se pegó un plantón de aquellos esperándonos en la biblioteca.
Sus frases típicas
“No me gusta la tecnología”, “me carga Facebook”, “no sé cómo se usa twitter”, y una zarta de frases que nos reflejan el poco y nulo interés que algunos de nuestros compañeros de universidad tienen en la tecnología y en el uso activo de redes sociales.
Quedemos claros en que no se está realizando de ninguna forma una defensa acérrima a las nuevas tecnologías y su uso, ya que sabiendo utilizarlas en la medida justa; sí o sí representarán una simplificación en el aspecto que relaciona rapidez y comunicación.
Así que compañeros y compañeras, saquémosle el jugo a la Tablet, el celular, el i-phone y toda la seguidilla de inventos que tenemos para facilitarnos la vida, mas sin olvidar que lo esencial siempre se encuentra en el día a día, y por sobre todo en la mejor red social que es la vida misma.
¿Y tú, conoces a alguien así?
Imagen CC Kate Ter